20 de septiembre de 2008

LA ALIANZA Y EL PERONISMO


Es una tesis conocida la de que una de las razones del éxito del peronismo es la de haber enarbolado las ideas que los grupos nacionalistas habían sembrado por aquella época en la población. Uno de aquellos grupos fue la Alianza Libertadora Nacionalista.
A pesar de que esta organización fue una de las primeras y mas importantes del nacionalismo argentino, sin embargo poco se estudió sobre su doctrina, organización, trayectoria e influencia política. Solo breves referencias a ella encontramos en algunas obras que tratan la historia política argentina del siglo XX.Se sabe que el origen de la Alianza se relaciona con la famosa Legión Cívica Argentina, uno de los grupos que apoyó al general Uriburu con la esperanza de que este pusiera en marcha un estado corporativista al estilo fascista.En un local cedido por esta organización proto-nacionalista el legendario Juan Queraltó fundaría en septiembre de 1937 la UNES –Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios-, la cual a los pocos meses de fundada cambiaria su nombre por el de Alianza Libertadora Nacionalista.
Lo novedoso es que Queralto pretendió que esta nueva organización fuera capaz de llegar a los sectores proletarios. Para ello, desde el vamos, la Alianza salió a disputarle a la izquierda el dominio de las calles, en ese sentido realizaron intensas campañas proselitistas, marchas y multitudinarios actos públicos.
1º de mayo
Si algo molestaba particularmente al líder de la Alianza Libertadora era la apropiación que hizo el marxismo de la causa de los trabajadores. Convencido de que los partidos de izquierda se sumaban a los justos reclamos de los obreros con el objeto de instalar a la postre un régimen inicuo, decidió terminar con las celebraciones del Día del Trabajador bajo la bandera roja del marxismo internacionalista, en su lugar se propuso organizar dichos actos bajo la bandera celeste y blanca.
Fue así que al poco de constituida la Alianza comenzó a llevar a cabo actos públicos todos los 1° de Mayo.En los panfletos convocando a celebrar la Fiesta del Trabajo Argentino en 1938, se llama a conmemorar "con sentido argentino, la fecha que marca un jalón doloroso pero triunfal en las reivindicaciones de los derechos del trabajo". Tomando distancia del capitalismo explotador, el panfleto proclama, "Trabajador Argentino. La nación vive y subsiste ... por la obra de tu esfuerzo inicuamente explotado por el liberalismo capitalista ...". El mensaje era claro y tajante: "¡Contra el capitalismo que ha impuesto su infame tiranía sobre las masas obreras! ¡Contra el super capitalismo y el marxismo! ¡Por la dignificación moral y material del proletariado argentino! ¡Por la libertad económica de la nación! ¡Exigimos justicia social!".Como se ve, el ideario de la Alianza Libertadora no se agotaba en un mero anticomunismo al estilo de algunos grupos patrióticos pero reaccionarios que le precedieron, todo el régimen corrupto y cipayo era objeto de sus criticas y embates; tal es así que, por ejemplo, cuando estallo el escándalo por el negociado de las tierras del Palomar, en 1940 bajo la presidencia del conservador Castillo, los hombres de la Alianza salieron a las calles a apoyar el informe elaborado por la Comisión que investigo el tema y le atribuyo responsabilidad en ese hecho de corrupción a numerosos funcionarios conservadores y radicales. Como dice José María Rosa, “para los nacionalistas el escándalo mostraba las lacras del sistema” mientras que para los radicales el cuestionamiento a los funcionarios implicados era “un ataque a la democracia”.
Por ciento que esta confrontación con el régimen conservador y demoliberal ya la habían iniciado anteriormente los nacionalistas de la Nueva Republica, a partir de la fundación de dicho periódico en 1927 por Ernesto Palacio y los hermanos Rodolfo y Julio Irazusta, entre otros. Sin embargo lo que es justo señalar es que fueron los hombres de la Alianza quienes le dieron un matiz mas revolucionario y social a las propuestas nacionalistas, haciéndolas llegar a los sectores populares, no por que erróneamente se haya considerado que lo nacional se da solo en estos estratos, sino por que su difusión generalizada en todo la sociedad era el presupuesto básico para el éxito de la revolución que anunciaban. Es por ello que Mónica Quijada llega a afirmar que “la Alianza Libertadora Nacionalista agrego a los postulados ya conocidos del ideario nacionalista (un estado corporativo y católico) el principio de la independencia económica, que incluía la nacionalización del petróleo y de los servicios públicos, el control del capital extranjero y una tímida reforma agraria. Este grupo estaba compuesto por elementos jóvenes y no hallo demasiado eco entre los viejos nacionalista, que seguían esperando a un nuevo Uriburu.”En realidad, no es que el tema de la independencia económica no estaba entre los postulados de los primeros nacionalistas, precisamente fueron los hermanos Irazusta quienes escribirían en 1934 la primera obra que denuncio en nuestro país el accionar económico del imperialismo británico -“La Argentina y el imperialismo británico”-, lo que ocurrió es que la Alianza profundizaría sobre las consecuencias sociales de la dependencia.
Segunda Guerra Mundial
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la Alianza Libertadora levanto al igual que todos los nacionalistas la bandera de la neutralidad, pero cabe aclarar que no lo hizo por que simpatizara con las potencias del Eje (aunque es innegable que otros grupos minoritarios si lo hacían) sino por que Gran Bretaña era nuestro enemigo secular y se esperaba que su derrota seria el fin de la dominación que esta ejercía sobre países semi-coloniales como el nuestro; además los aliados encarnaban aquello que los nacionalistas combatían: el demo-liberalismo y el comunismo.Por aquel entonces, la Alianza ya era la dueña de las calles. En Mayo de 1943 organizó un multitudinario acto que congrego a mas de 100.000 patriotas que desfilaron desde la calle Coronel Diaz hasta Plaza San Martín.En el discurso que pronunció en esa oportunidad el dirigente aliancista Bonifacio Lastra podemos encontrar un resumen de las ideas políticas de la Alianza. Se responsabiliza de la miseria, que engendra el despiadado régimen capitalista, a la Banca internacional manejada en gran parte por banqueros judíos, (aclarando que ello no implicaba culpabilizar a todos los judíos). Se denuncia al marxismo como una reacción fundada en el odio, en la destrucción de la nacionalidad, en el ateísmo y en la disolución de la familia. Se toma distancia de los conservadores que niegan los derechos de los trabajadores y se presenta al nacionalismo como un movimiento político que encauza las reivindicaciones sociales en un proyecto de nación soberana.
Capitalismo y comunismo
Como vemos la Alianza Libertadora Nacionalista se declaraba enemiga tanto del liberalismo como del marxismo, y no encontraba contradicción en el capital y la justicia social. Afirmaban que el capital, "factor imprescindible de la producción y creador de trabajo desempeña ... una verdadera función social. Pero este capital no encuentra barreras dentro del liberalismo..." Inclusive en la critica apuntaban mas al demoliberalismo que al marxismo, el cual es considerado "...una reacción justificada contra la opresión de esa fuerza explotadora y usurpadora de los beneficios del Trabajo...". Claro que denunciaban que el marxismo que "se dice anticapitalista, no pretende otra cosa que suplantar un capitalismo por otro ... el capitalismo de Estado, más funesto y más expresivo que cualquier otra forma de capitalismo". En definitiva entre el egoísmo liberal y la lucha de clases del marxismo, la solución propuesta por los nacionalistas será la colaboración de clases. "Aquí en la Alianza, unidos en un comun afán de liberación argentina y de solidaridad social, el obrero de alpargatas, el joven estudiante, el peón rural, el estanciero criollo y el industrial honesto se sienten camaradas”.
Como vemos con la Alianza Libertadora Nacionalista hizo aparición un nuevo tipo de nacionalismo, uno que a la vez de reivindicar las banderas de la nacionalidad y de la tradición, tomaba un sentido popular, social y revolucionario.Según Alberto Spektorowski, “a comienzos de la década de 1940, la Alianza fue el precedente más claro de los descamisados de Perón”. Este autor reconoce que en esta nueva organización nacionalista “el planteo de una postura social en la que el concepto de justicia social, que fue tan importante para el peronismo, se veía con claridad”.
Juan Domingo Perón
Ahora bien, esta manifestación de un nuevo nacionalismo no paso inadvertida por propios y extraños. Su fuerza y sus ideas comenzaron a ser tenidas muy en cuenta; pero un acontecimiento vendría a incidir profundamente en el destino de esta organización y en general de todo el nacionalismo argentino, nos referimos a la Revolución del año 43 y el surgimiento de la figura del por entonces coronel Juan Domingo Perón.
Cuando los militares logiados en el GOU –entre ellos Perón- tomaron el poder en junio del 43, las banderas que alzaron fueron justamente las del nacionalismo. Ello haría que los aliancistas saludaran esperanzados al nuevo gobierno. Sin embargo pronto sobrevendría la desilusión.Es interesante destacar sobre este hecho que ningún civil nacionalista participo del golpe, este fue el único estrictamente militar y secreto de nuestra historia; tal es así que, como cuenta José María Rosa, los comunistas creyendo que se trataba de un golpe antinazi arrojaron flores a los militares sublevados y trataron de incendiar los periódicos nacionalistas, que fueron defendidos por los jóvenes de la Alianza. Claro que pronto los socialistas , radicales y la embajada norteamericana se desengañaron, al tiempo que los nacionalistas se entusiasmaban convencidos que su hora había llegado.
Esta fue una etapa en la que, si bien algunos principios del nacionalismo fueron llevados a la práctica, una nueva frustración y una gran división marcarían para siempre al nacionalismo. La figura clave en ello fue Juan Domingo Perón.
Mario Amadeo, en su libro Ayer. Hoy. Mañana, describe la gran seducción que ejerció Perón sobre los nacionalistas, aunque reconoce que muchos intuyeron que “ese hombre buscaba algo muy distinto que nosotros”. De todas formas, como dice Rosa: “los nacionalistas lo proclaman su jefe y Perón acepta. Al día siguiente vienen a decirle lo que debe hacer y Perón les aclara: si soy su jefe ya se lo que hay que hacer”.
El primer desengaño de los nacionalistas sobrevino cuando el gobierno militar se vio obligado a declararle la guerra al Eje y a firmar las Actas de Chapultepec.Victoriosos los aliados el gobierno militar tenía que hacer buena letra y cambiar su imagen, para ello, como afirma Rosa “había que sacudirse a los nacionalistas que quedaban en las cátedras o en la administración: nacionalista era mala palabra que los corresponsales norteamericanos escribían nazi... La Alianza Nacionalista vio cerrados sus locales después de las manifestaciones contra la declaración de guerra, y sus dirigentes asegurados para que no perturbasen el regocijo de los aliadófilos cuando se diera la noticia de la caída de Berlín.”
A partir de entonces para muchos nacionalistas Perón seria un traidor.Otros en cambio, como los aliancistas, a pesar de criticarlo fuertemente por haber cedido ante los Estados Unidos sin embargo aun guardaban ciertas expectativas ya que este había sabido llegar a las obreros con un mensaje contrapuesto a la predica clasista e internacionalista del marxismo; por ello cuando estallo la manifestación popular del 17 de octubre de 1945, una gruesa columna de aliancista marcho junto con los obreros a pedir la libertad del coronel. Cabe destacar que cuando los jóvenes de la Alianza volvían de la plaza fueron tiroteados por elementos izquierdistas que se encontraban el local del diario Crítica, allí murió un joven militante nacionalista llamado Darwin Passaponti, días después morirían dos más por heridas recibidas en ese hecho.
Ingenuamente los aliancistas, a pesar de las dudas que les generaba la figura de Perón, confiaban en que "El tiempo ha de colocar en las limpias manos del nacionalismo la conducción de esa masa proletaria, para llevarla en armonía con los demás elementos de la sociedad a la conquista de la justicia...". En realidad el tiempo les mostraría lo equivocados que estaban.
Braden o Perón
Fue así entonces estos hombres fueron nuevamente seducidos por “el líder de los trabajadores”. Ese enlace quedaría sellado cuando el embajador norteamericano Braden imprudentemente se puso al frente de una campaña en contra del régimen de Farrel y especialmente de Perón, a quien catalogo de nazi-fascista.
Frente a la Unión Democrática armada por el embajador yanqui y conformada por socialistas, comunistas, radicales y conservadores, con el lema “por la libertad contra el fascismo”, los nacionalistas de la Alianza no dudaron en concurrir a las elecciones de 1946 con candidatos propios pero sosteniendo la candidatura de Perón para presidente de la nación.
Uno de los candidatos que llevo la Alianza fue el emblemático Padre Leonardo Castellani, uno de los máximos exponentes del nacionalismo católico, sector que precisamente se opondría a la representatividad partidocratica. La otra razón que llevo a la Alianza Libertadora Nacionalista a apoyar a Perón fue la obra social que este llevo adelante y el programa de industrialización que pretendía implementar.
Cabe aclarar que no todos los nacionalistas miraron con simpatía las medidas tomadas por Perón a favor de los trabajadores. Muchos de estos, aunque teóricamente también levantaban la bandera de la justicia social, desconfiaban de las consecuencias que acarrearía un manejo populista en esta materia, esa cuestión, sumada al conflicto que Perón tendría mas adelante con la Iglesia daría origen a un nacionalismo furiosamente anti-peronista.
De todas formas en aquel entonces la inmensa mayoría de los nacionalistas votaron la fórmula de Perón inclusive muchos fueron funcionarios en su gobierno, o diputados, como el historiador revisionista, Ernesto Palacio.
Pero como dijimos mas arriba, esto pronto cambiaria.Si bien la primera presidencia de Perón continuó con el proceso iniciado en el 43, es decir nacionalismo económico y política obrera en un marco de colaboración entre trabajo y capital y no de luchas de clases; a los pocos años de iniciada su presidencia el país entró en una crisis económica producto de la influencia negativa del Plan Marshal sobre nuestra producción y de los costos de la política de industrialización.En esta situación Peron comenzó a modificar paulatinamente su política acercándose a los Estados Unidos; al decir de nacionalistas antiperonistas como Julio Irazusta “pregonaba nacionalismo de palabra, pero dejaba todo como estaba, en los hechos”.
Antiperonismo y Patricio Kelly
De modo pues que los elementos nacionalista que acompañaban al peronismo comenzaban a ser una molestia para su nueva política, (ya tempranamente lo fueron cuando criticaron la compra de los ferrocarriles en condiciones ventajosas para los ingleses) ahora Perón debía acallarlos o sacárselos de encima.Por otro lado otra cuestión venia a incidir. En agosto de 1948 el gobierno peronista había reconocido al Estado de Israel y estaba interesado e mantener relaciones cordiales con la comunidad judía en nuestro país.
En 1949 se estableció en la nueva Constitución Nacional una condena a la discriminación racial y religiosa y en 1951 visito nuestro país el presidente de Israel, siendo recibido con todos los honores. De modo pues que como afirma Roberto Bardini “la organización acaudillada por Juan Queraltó se había convertido en un estorbo para el gobierno peronista.”
La suerte de la Alianza estaba echada.Por aquellos años un personaje oscuro llamado Patricio Kelly se había incorporado a la Alianza escalando posiciones merced mas que nada a sus cualidades matoneriles. En 1953 se apoderó de la conducción de la Alianza en un golpe de mano que incluyo el secuestro y las torturas de su líder fundacional, Juan Queraltó, el cual se tuvo que ir del país amenazado de muerte.
El mismo Kelly dio su versión de los hechos en la revista Humor en octubre de 1982: “Intenté derribar en el 51 a Queraltó, y fui preso. Recién lo conseguí en abril del 53. (...) Le cambié el nombre, y le puse Alianza Popular Nacionalista (...) Todos los nacionalismos de esa época, esto es importante entenderlo, estaban impregnados de alguna manera de la propaganda de los países del Eje. La disciplina era del fascismo; las consignas, del nazismo, y la Falange aportaba los libros. Cuando le tomamos el local a Queraltó, derribamos a los nazis, a los fascistas y a los falangistas”.
Por otro lado, Queraltó acuso a Kelly de estar al servicio del entonces ministro del Interior, Ángel Borlenghi, de quien se sabia que había tenido “militancia comunista” y estaba casado con una judía: “Un día la policía entra al local de San Martín y Corrientes, y mete de prepotencia a Guillermo Patricio Kelly, a quien la Alianza había expulsado en 1946. Así se apodera de nuestra organización por medio de un acto de fuerza apoyado por la policía mandada por Borlenghi. A mí me llevan preso a Orden Político (...). A los quince días de encierro, Perón me manda a llamar y me ordena que «desensille hasta que aclare». Me designaron en la embajada argentina en Paraguay”.
El final
La Alianza Libertadora Nacionalista ya no volvería a ser la misma. Vaciada de su doctrina se convertiría en un mero grupo de choque del gobierno. El propio Kelly muchos años después confesaría que su propósito en aquel entonces fue des-nazificar a dicha agrupación. Llamativamente previo a ello había viajado a los Estados Unidos, luego lo haría a Israel.
Evidentemente si bien la Alianza fue víctima de una operación llevada a cabo por varios servicios de inteligencia su destino era previsible, ya se lo había jugado desde el mismo momento que se incorporo al peronismo. Como dice Zuleta Alvarez, si bien “la importancia de la Alianza fue grande. Llegó a organizar filiales en las provincias, contaba con decenas de miles de miembros” sin embargo al incorporarse al peronismo llego a su fin “su existencia como organismo nacionalista autónomo”.
El golpe de estado del 55 que derrocaría a Perón encontraría a los últimos aliancistas atrincherados en su bunker con armas en la mano defendiendo a un Perón que no quería saber nada de ellos y que ya abordaba el barco que lo llevaría al exilio.
Los cañonazos de los tanques terminarían con aquella inútil resistencia. Mientras tanto aquel que había usurpado la conducción de la Alianza trataba de salvar su pellejo escabulléndose entre los vencedores.La Alianza
Libertadora Nacionalista se había acabado con pena pero sin gloria; sin embargo mas allá de sus errores y fracasos creemos que esta agrupación ocupa un lugar relevante en la historia política del país pues fue la primera organización nacionalista que logro sintetizar un pensamiento restaurador, corporativo y antimodernista con un planteamiento económico y social; adelantándose en esta ultima cuestión al peronismo. Su opacamiento por dicho fenómeno tal vez sea el motivo del poco interés que ella suscito entre los historiadores, tal vez en el futuro ello se revierta.
Edgardo Moreno (Fuerza Patriotica-Santiago del Estero)
Foto:Darwin Passaponti, militante de la Alianza asesinado el 17 de octubre de 1945
Fuente: Blog de ANDES-Santiago.

17 de septiembre de 2008

LA AUTORIDAD


Uno de los puntos débiles del pensamiento políticamente correcto es el obviar, ignorar o no considerar ciertos temas de todos los días como es el caso del dolor, el envejecimiento, la muerte, la jerarquía, el orden, la autoridad.
Respecto de este último tema sabemos que desde la Ilustración (siglo XVIII) hasta el progresismo de nuestros días se ha producido la negación sistemática de la autoridad para remplazarla por los criterios que brinda la sola razón. Sin percatarse que no puede existir ningún tipo de conocimiento libre de la autoridad pues ella es elemento constitutivo de él. Si bien la autoridad no puede reemplazar al juicio propio ello no excluye que la autoridad sea fuente de verdad.
Por otra parte, ningún hombre puede pensar a partir de “su sola razón” sino que comienza a pensar dentro de una determinada tradición de pensamiento o cultura. Todo hombre nace dentro de grandes ecúmenes culturales que son las que condicionan su sentido de ser en el mundo.
Cualquiera que escucha el término autoridad inmediatamente lo asocia con la figura del que manda y su correlato aquel que obedece. La relación mando-obediencia se impone de entrada como la dupla a partir de la cual comenzamos a entender aquello que menta el concepto de autoridad. Esta última la podemos caracterizar en una primera definición como la imposición de la voluntad de un hombre sobre otro.
Pero a poco que nos detengamos a pensar vemos que esta determinación no es del todo suficiente porque nos habla mas bien de la consecuencia del ejercicio de la autoridad y no de la autoridad misma. Y las definiciones para ser completas y acabadas tienen que encerrar la esencia de aquello que se quiere definir y no sólo su finalidad.
La versión autoritaria de la autoridad la vincula con la obediencia “por principio” ciega o mecánica. De hecho esta concepción de la autoridad ha estado vinculada a las órdenes militares o religiosas sobre todo en el período de formación de sus miembros. Autoritario es aquel que ejerce su poder para obtener la obediencia de otro.
Pero como dijimos la naturaleza de la autoridad no se agota en la obediencia sino que hay que buscarla a partir del acto de reconocimiento de un saber superior en cualquier aspecto de la vida que un hombre realiza de otro. La superioridad del saber del otro sobre el de uno mismo es el origen de la autoridad.
La autoridad no se recibe sino que mas bien es concedida por un hombre a otro. Es concedida por aquel que reconoce en el otro un saber o conocimiento superior al que él posee en la materia o tema determinado de que se trate. Nadie es autoridad en todo, se es siempre autoridad en algún orden de cosas, dominios o disciplinas, aunque ninguno de nosotros está libre de “los todólogos”. La única tuttología aceptable es aquella de los padres que se ocupan de sus hijos y solo hasta los seis o siete años.
La autoridad se funda en el saber reconocido de alguien y en la necesidad que ese conocimiento genera. El centenario filósofo Hans Gadamer (1900-2002) escribió: La autoridad correctamente entendida tiene que ver no con la obediencia, sino con el conocimiento.
El hombre desde el momento en que reconoce a otro como autoridad confía en que lo que dice es cierto, es verdadero. Es por ello que la autoridad presupone el conocimiento o saber de aquel que la ejerce, mientras que la obediencia manifiesta el poder, nos está indicando el ejercido concreto de la autoridad de aquel que la ejerce.
Así la autoridad que como ejercicio se manifiesta en el plano político-social pudo ser definida muy acertadamente por filósofo escéptico Giuseppe Rensi (1871-1941) en su libro Filosofía de la autoridad (1920) como: “el acto que determina lo que de hecho vale como justicia y moral…..entre opuestas verdades teóricas racionalmente posibles es la autoridad la que decide lo que de hecho debe valer como si fuese la justicia, el bien, la verdad” [1]
La objeción que nace desde la politología y la sociología al observar que en nuestras sociedades no todas las autoridades dicen la verdad, pues existen autoridades que infunden conocimientos falsos para manipular el control de las personas, objeción que también puede aplicarse al control y manejo de grupos sociales menores. Esta objeción es difícil de remontar. Hay que hacer la distinción entre potestas y auctoritas. La autoridad en tanto es entendida como poder puede mentir y de hecho miente para logar la obediencia, pero la autoridad en tanto auctoritas , es decir, en sí misma se funda en la verdad. Pues conocimiento es siempre verdadero, un falso conocimiento es un desconocimiento.
Si bien la autoridad genera obediencia, ella no es obediencia, ésta es la consecuencia del ejercicio de la autoridad. Pero,¿ la autoridad tiene por finalidad sólo el logro de la obediencia o busca o puede logar algo más?
Una vez más tenemos que aplicar el viejo principio metodológico de la filosofía clásica distinguere ut iungere (distinguir para unir) y así discriminar entre bienes externos e internos. La autoridad en el campo de los bienes externos puede en una práctica mal hecha (una pseudoinvestigación) lograr prestigio, fama y dinero. Hay tantísimos académicos de pacotilla que padecemos hoy día. Pero, por el contrario la autoridad en la bienes intrínsecos solo se puede afirmar realizando bien la práctica en cuestión. Los bienes internos a determinada práctica solo se pueden obtener realizando bien esa práctica.
Así, ha podido afirmar ese gran filósofo escocés Alasdair MacIntayre(1929-) que la virtud (analógicamente la autoridad) solo puede ser definida en relación con las prácticas y con sus bienes internos.
Y estos bienes internos no son solo para el que los realiza sino bienes para toda la comunidad. Una autoridad, aun la más aislada, es siempre una autoridad socialmente reconocida.
Así el pseudoinvestigador del ejemplo, estos especialistas de lo mínimo del Conicet y las academias, usurpadores de becas, prestigios y canonjías podrán tener un curriculum abultado y ganar buen dinero, pero aquello que nunca tendrán es la satisfacción de haber podido ampliar los conocimientos de sus disciplinas metodológicamente garantizados por la práctica de investigar y la autoridad que los guía.
Vemos entonces como la naturaleza o esencia de la autoridad se nos muestra a dos puntas: por un lado en el reconocimiento del superior por el inferior y por otro el servicio del superior al inferior para el logro de una práctica bien hecha. La finalidad última de la autoridad sería el progreso existencial de aquellos que la acatan. Se da por cumplido así el último sentido etimológico de auctoritas que los romanos entendían como reconocimiento, respeto y aceptación, que deriva del sustantivo auctor= creador, autor, instigador, a su vez derivado del verbo augere que significa aumentar, hacer progresar.
Por: Alberto Buela
(*) alberto.buela@gmail.com
[1] Renzi, Giuseppe: Filosofía de la autoridad, Bs.As., Ed. Deucalion, 1957, pp. 159 y 182

15 de septiembre de 2008

MARCHAR HACIA UN NUEVO ESTADO

Muchas veces se nos ha planteado que el nacionalismo es solamente una reacción, pero que en el fondo no existe en ella ningún contenido, ni una idea propia con referencia a lo que haríamos estando en el poder. Que somos solo reacción contra un estado de cosas pero que no hay ideas concretas sobre que estado de cosas querríamos instaurar. Una negación que claudica al tratar de producir una afirmación. En lo que hace a la concepción del poder propio y la idea de proyectar ese poder hacia fuera, carecemos de concepciones concretas. Eso se dice.
En la práctica la idea de poder propio significa tener en crecimiento una masa crítica de gente sobre la que influyamos y que siga nuestras ideas con la esperanza de llegar en algún momento a tomar el poder para ponerlas en función desde el Estado. También en crear la idea en los que son ajenos, de la posibilidad de que en algún momento seamos poder. Es también, por que no, el crear el temor en el régimen a dicha posibilidad
Así visto, construir el poder propio está en directa relación con la capacidad de atraer a diferentes grupos sociales convenciedolos al mismo tiempo para integrar esa tarea común que nosotros desde aquí llamamos Recuperar la Patria. Lo agonal de la política se da explicando y difundiendo que es lo que haríamos en la etapa arquitectónica. Primeramente la construcción de una estructura que nos contenga y embrión al mismo tiempo de un sistema opuesto a éste, el de la globalidad sin fronteras, síntesis finisecular de los dos flagelos que azotaran a la humanidad, el capitalismo y el marxismo.

Enemigos de ayer y de hoy

A decir verdad esas dos ideologías siempre fueron enemigas del nacionalismo en cuanto que ambas son dos gradaciones de las concepciones filosóficas de la denominada modernidad. Lo que ocurre es que estas concepciones del mundo, fueron las vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, que determinara el fin de los sistemas y gobiernos nacionalistas. Cuando llegó la hora del enfrentamiento entre estas dos concepciones modernas, el nacionalismo hizo hincapié en el combate contra el marxismo, por que vio en ella mayor radicalidad. Pero jamas dejo de lado la idea de que el liberalismo en definitiva, por ser la ideología base de esa modernidad era el génesis de todos los males y el origen del marxismo. Hoy esto se presenta patente en una síntesis el Nuevo Orden Internacional. Nuevo ordenamiento polifacético, cuya cabeza es el Imperialismo Internacional del Dinero, dueño y señor del país más poderoso de la tierra y de sus potencias aliadas: EEUU y Europa Occidental Israel. Este orden reúne: liberalismo económico basado en la usura y el dinero, izquierdismo cultural (progresismo) y democracia de masas a escala planetaria. Es el sistema que se nos ha impuesto. Para la Nación un enemigo mortal a combatir.

Armas para la lucha

Surge de la realidad lo desigual del combate y de allí la posición de muchos que afirman que nada se puede hacer. Esa posición derrotista no cuenta con tres cosas: en el plano sobrenatural la intervención de la Providencia y en el natural la existencia de resquicios que el mismo sistema de dominación da por la imposibilidad material de controlarlo todo y más allá de esto la voluntad de aquellos que se apliquen a combatirlo. Esas tres son nuestras principales armas para la lucha.
Pero seremos más concretos en referencia a esto. Hace falta un elemento que sirva para ese combate que esta pendiente. Ese elemento es la organización, el grupo o movimiento que encarne nuestra idea. Lograr un grupo humano fundacional con absoluta coherencia entre lo que se dice y lo que se hace y una férrea convicción, para luego proyectarse hacia el exterior, al combate que hoy más que nunca es un combate por la mente y el alma de los argentinos.

Encarnar otra concepción

Mientras el enemigo trata de profundizar la dominación mediante la usura y una economía basada en el dinero, con el hombre a su servicio; nosotros pondremos énfasis en una economía basada en la producción y creación de riquezas al servicio del hombre, teniendo al dinero en el lugar que le corresponde como elemento útil para el intercambio de bienes y servicios y como elemento para aumentar la producción de los mismos y no como una mercancía escasa con precios inflados según las necesidades de las usinas financieras mundiales. Contra la economía de la usura, la especulación financiera y la concentración de riquezas en pocas manos oponer una basada en la producción y su redistribución equitativa, con la máxima difusión posible de la propiedad privada. Contra la república de la pauperización y la explotación económica y la exclusión la de la equidad y la justicia y la inclusión. Una REPUBLICA SOCIAL.
El progresismo representa en la cultura, entre otras cosas, un triple desarraigo, necesario para la lograr el hombre globalizado, masificado. Es el desarraigo de la religión. La ruptura con Dios. El hombre se torna un ser sin trascendencia. Representa una ruptura con la tierra y la heredad con la identidad y la Patria. El hombre individual se torna un ser por y para el poder mundializado. Finalmente el desarraigo se extiende a la familia a la que intoxica con pansexualismo, ruptura de la autoridad y dialéctica de enfrentamiento entre padres e hijos, la consume en el individualismo. Desarraigado el hombre se torna fácil instrumento sea de la explotación económica o de la idiotización mediatica instrumentada para su dominación por el poder mundial. A esta concepción debemos oponer los valores tradicionales y la restauración de los principios religiosos y patrióticos que hacen a nuestra identidad. Contra la republica del desarraigo opondremos la REPUBLICA PATRIOTICA.
Finalmente la cuestión que plantea la denominada “democracia de masas”, una de las grandes estafas que se inventara en estos últimos años. Un sistema de elección de los gobernantes a pedir de boca para la globalidad, donde un individuo vale un voto y donde los candidatos son salidos de partidos políticos ocupados en forma permanente por bandas de delincuentes y vividores que son elegidos a dedo por el capanga de turno para integrar listas kilométricas de personajes a los que nadie conoce ni sabe de sus capacidades o incapacidades. Donde elegir a un gobernante es una suerte de lotería, donde reina el sufragio inorgánico y donde se le plantean al elector preguntas que por sus conocimientos jamas podría contestar. Contra esa república del número y el anonimato, donde se elige lo que no se conoce, planteamos la inmediatez entre elector y elegido, reivindicamos la representación corporativa, tanto de base municipal como de base gremial que converja en la cúspide en un gobierno nacional fuerte y a su vez representativo de las expresiones sociales de la Nación, de la diversidad que conlleva ello. Contra la república del caos, de la masa y de la globalidad oponemos la comunidad organizada, la REPUBLICA ORGANICA

Un nuevo Estado

Bosquejado el tipo de Estado que queremos diciendo que ese nuevo Estado será el instrumento de la Nación, la expresión de esa unidad de destino que es la Patria, digamos que ese Estado estará como instrumento, a favor de la Nación no como el actual que esta en contra radicalmente
Una de las preguntas que al nacionalismo le han hecho, formulado insistentemente, es la referente al acceso al poder. De que nos valeremos para llegar a la construcción de ese Estado y de esa república. Como lograremos tener el dominio del poder político. Fuera del sistema y de su legalidad no estaría más que la toma del poder por la fuerza, se nos suele decir. La cuestión no es ni tan drástica ni tan simple como eso. Primero veamos el “con que”, luego veremos el “como”.
Si bien no desechamos ninguna estrategia para acceder al poder, existen formas que están mas cerca de nuestra manera de ver la política que otras y en esa convicción y con esa orientación se deberá construir el instrumento mas apropiado para dicho acceso.
Hoy, cuando la democracia universal cubre casi todo el planeta, para el hombre común moldeado por los medios de comunicación del sistema, es una herejía pensar la política y el poder que no sea mediante una concepción partidocrática, donde el universo de la misma sea un reflejo del sistema económico y filosófico liberal. Un mercado de las ideologías. Al mismo tiempo crear un partido político del régimen equivale, según esta misma inclinación a abrir una suerte de fondo de comercio que recibirá mas prebendas dentro de las transacciones que se desarrollan en dicho mercado, de acuerdo a la aceptación que tenga entre la masa de consumidores.
Los que se avienen a embarcarse en una estructura de esta naturaleza saben que deberán dar (materialmente hablando), para poder recibir (apoyo, votos, financiación). Todo se desenvuelve en un entorno de rédito económico y clientelismo de la peor especie, que explota las necesidades de una amplia franja de personas que este mismo sistema de despojo, - cuya expresión política es justamente la democracia de masas- ha arrojado a los márgenes y a la miseria permanente. Esa es la actual esencia de la partidocracia regiminosa

Resistencia – Secar la legalidad burguesa

Mao Zedong el líder comunista chino al referirse a las guerrillas decía que debían moverse entre la población como el pez en el agua. En realidad lo que decía este tirano es válido para cualquier expresión política. Sin un substrato social mínimo que la contenga y apoye èsta deja de ser una expresión colectiva. Podrá ser un cenáculo o una secta, pero si su finalidad es trascender de lo meramente teórico o testimonial, si su finalidad es cambiar la agobiante realidad, deberá contar con apoyo de la gente.
En la actualidad el apoyo de la gente a este sistema y más después de lo ocurrido en el 2001 es condicional y francamente acotado. Pero aun no ven claro algo que pueda ser una opción de reemplazo. Las heridas dejadas por 25 años ininterrumpidos de vigencia del régimen han provocado un escepticismo extremo y pánico a perder lo poco que se ha podido conservar. La desmovilización hoy es más que evidente, el conformismo también. La prueba esta en que aquellos que pedían que se fueran todos, se conforman y resignan con que gobiernen todos los que se tenían que ir.
No obstante eso, queda demostrado en cada acto electoral la indiferencia y la repulsa de no pocos argentinos a dejarse manipular por este estado de cosas. En la última compulsa casi el 40 por ciento del padrón no concurrió a las urnas. Allí esta el primer bolsón de resistencia pasiva a la legalidad burguesa. Contra los políticos que dicen que nadie puede ser prescindente, están los que afirman que si se puede serlo y obran, consciente o inconscientemente, en consecuencia por diferentes motivos. Es la realidad horizontal de la política, donde los aparatos de la partidocracia no han podido penetrar. Muchos son integrantes de los sectores mas castigados por la pobreza. Trabajar sobre esos sectores será fundamental en adelante si se quiere armarlos moralmente para que la resistencia oscura y confusa que realizan tenga una dirección determinada y correctamente orientada a oradar la de representatividad forzada y falsa que exhiben los aparatos partidocráticos del sistema. Sacarles paulatinamente el agua donde nadan los negociantes de la política.

Embarrarse los zapatos

Desde hace años y en lo referente a la idea de ser poder, el nacionalismo se ha dividido en dos vertientes: aquellos que han tratado de influir políticamente en o dentro los sucesivos gobiernos de fuerza que se dieran desde el año 30 en adelante o los que vieran al peronismo como una variante argentinizada de los nacionalismos europeos de preguerra. Ambas maneras de hacer política y de influir o construir poder propio han fracasado siempre y caducado definitivamente por ser salidas falsas de por si, y hoy por imperio de la realidad. Ambas vertientes han ocasionado un efecto desbastador dentro de nuestras filas y producido una perdida de tiempo y una dispersión como nunca se ha visto. Ambas formas tenían y en algunos casos individuales desgraciadamente todavía tienen, una idea distorsionada de lo que eran y son las FFAA y de lo que era y es el peronismo.
De manera tal que caducadas esas dos formas, que dicho sea de paso, hubiese sido preferible que ni existieran, los nacionalistas nos veremos obligados a pescar en el enorme mar que tenemos adelante. Para eso habrá que caminar e hilvanar voluntades. Habrá que adaptar muchas cosas y tendremos que embarrarnos los zapatos, ser abiertos y reconocer la identidad con nuestras ideas que se presentan en las ideas de la gente muchas veces de forma diversa y en muchos casos en su sensibilidad, en sus sentimientos. Será solo el principio. Luego que sentemos bases la cosa se dará mas fácil. No olvidemos que en Argentina el nacionalismo primero es un sentimiento, deberemos ayudar a que ese sentimiento pase al intelecto, se convierta en idea y de la idea pase a la acción.


Cantidad y calidad

Algunos se preguntaran como haremos para conseguir ese concurso de voluntades necesario para, que una vez que tengamos organizada mínimamente una estructura fundamental y fundacional, hacerla crecer en adhesiones con la finalidad de lograr inserción en la sociedad que haga importante al movimiento, no solo desde una perspectiva meramente intelectual, sino también desde un costado político.
Mucho se ha menospreciado dentro de nuestras filas la cuestión del número, bien que ese menosprecio se dio en oposición entre la calidad y la excelencia. Pero no escapa a una observación más minuciosa, el hecho de que muchas veces se pensaba al nacionalismo como una cuestión de cenáculo, una cuestión que no podía trascender masivamente por que se creía que el común de la gente no lo comprendería Un nacionalismo así carecía de dimensión social. Tampoco se pensaba en el mismo como un movimiento político masivo. No se planteaba que pudiera prender en “las masas” de forma tal que pudiéramos en definitiva y por ese medio llegar al poder. Se especulaba que no seria necesario esto por las mismas razones que hemos analizado en el apartado anterior.

Lo perimido

Se descontaba, en un caso, el uso de la fuerza para la toma del poder, entonces la inclinación era imbuir de la doctrina necesaria a aquellos que usarían de la misma para la edificación de un nuevo orden. En teoría de allí saldría el jefe, el hombre providencial. La opción eran los militares o mejor dicho una versión distorsionada de los militares. Los militares argentinos no fueron ni son nacionalistas. Desde Caseros, fueron liberales y hoy desaparecen tambien liberales, partidarios de un occidentalismo cristiano inventado por los norteamericanos. En definiva, los únicos que hacían negocio político, con esta modalidad eran Los gorilas liberales y masones.
Usaban de los nacionalistas (algunos se dejaban usar otros solo eran conservadores) Finalmente los militares terminaban reivindicando la constitución de 1853 y colocando en el manejos de la economía a funcionarios de la finanzas internacionales que se dedicaban a endeudar al país y hacer negocios. No eran más que una continuación del régimen por otros medios, le pasaban el plumero para que después se volviera a la “normalidad institucional”.
La otra versión era la que se inclinaba a colaborar con el populismo. Allí no era necesario esperar al hombre providencial por que ya existía o había existido y su sola pancarta atraía multitudes; pero ocurría que el nacionalismo tampoco quedaba allí, a pesar de la liturgia y algunas modalidades exteriores y ciertas nociones de organización social teóricas correctas, el peronismo acabó siendo un elemento integrante de la partidocracia. Lo demostraría definitivamente a partir de la década de los 80 donde se convirtió en socialdemócrata, liberal y hoy en el partido de los derechos humanos con la ideología del Nuevo Orden Internacional en cuyo gobierno operan impúdicamente miríada de funcionarios de las fundaciones yanquis libres de impuestos, mientras sus máximos capitostes y su aparato político multiuso, integrantes de una verdadera mafia, fingen izquierdismo nacionalista mientras pagan religiosamente la libra de carne a la usura mundial. Al mismo tiempo siguen los dictados culturales de la Globalidad o sea la destrucción de la cultura.

Una opción superadora: nosotros solos

La realidad que se presenta hoy en día nos dice que esas fueron salidas erróneas, a pesar que existan algunos que continúen entregados a esos fallidos afanes, dejándose usar por los que rodean los restos de lo que fueran las FFAA o tratando formar grupos nacionalistas que luego serán líneas internas del peronismo.
Esa misma realidad muestra también que mas allá de la preeminencia de la calidad sobre la cantidad se necesita una masa critica para llegar a tener nuestro propio poder, para existir políticamente hablando y posteriormente para hacer ver claramente que somos una opción de poder. En definitiva tanto para tener nuestro propio poder, para existir políticamente hablando como para ocupar el Estado hace falta gente. Gente preparada políticamente, técnicamente y convencida. La mayor cantidad posible. De nada sirve tener la doctrina si no la conocen los hombres o solo un grupusculo sabe de ella.
Para tomar el poder no podríamos fiarnos en una masa de meros empleados o en su caso de mercenarios como hace la partidocracia que reparte cargos entre matones, pintaparedes y funcionarios del progresismo transnacional.
Nuestro criterio de manejo político del Estado es diametralmente opuesto a este Estado que esta contra la Nación desde hace mas de un siglo y medio
Se presenta entonces la necesidad, como ya dijimos, de hacer política y difundir nuestro ideario como lo marcáramos en anteriores artículos, trabajando la dimensión horizontal, esa dimensión donde no han realizado cosecha alguna las mafias del aparato organizativo de la partidocracia, donde esa partidocracia es directamente repudiada por diversos motivos. Sea al individuo aislado como a la dirigencia de los cuerpos intermedios. Y sobre esos cuerpos intermedios y núcleos sociales es donde se debe trabajar incansablemente. Llevando a la práctica lo que el nacionalismo siempre predicó
Para esa tarea primordial se debe lograr una estructura sólida con base municipal y en ciertos casos puntuales barrial por diferentes motivos: Primeramente el municipio es la expresión política organizativa primordial, es a su vez donde existe una inmediatez en política, palpable y concreta, es el sitio donde se conocen detalladamente y en el foco los problemas que enfrenta una comunidad determinada, es al mismo tiempo el lugar donde se toma contacto con el hombre de carne y hueso y por ello ese lugar es en definitiva donde finalmente la representación entre gobernante y gobernado se da con el conocimiento entre uno y otro sin intermediación ni discurso mediador de los profesionales en contar la realidad, es donde se pueden ensamblar consensos reales no ficticios ni declamatorios o medidos por encuestas interesadas y falsas. Es el sitio indicado para colocar la semilla que geminara con una organización social propia. Dicha organización desde el vamos deberá ser corporativa para finalmente converger en un gran movimiento político nacionalista
Será como plantar el árbol en tierra donde hunda sus raíces, que consecuentemente nos permitirán iniciar un camino difícil pero no imposible hacia la meta soñada de recuperación de nuestra Patria.

9 de septiembre de 2008

Mons. HECTOR AGUER HABLA SOBRE LA ESCUELA CATÓLICA

Luján, esta basílica, la casa de la Madre común, es la meta obligada de las peregrinaciones bonaerenses. Los fieles, casi siempre en familia, las parroquias y las diócesis, las más diversas comunidades eclesiales, vienen –venimos- frecuentemente a Luján. Venimos a celebrar, a dar gracias, o a suplicar, sobre todo en los momentos de graves aprietos, en las angustias personales y colectivas; venimos a mirar en silencio a la Virgen silenciosa, dejando que hable el corazón y esperando que ella nos hable al corazón. Cada vez que venimos nos anima el escuchar que el Señor nos diga en su Evangelio: Aquí tienes a tu madre (Jn. 19, 27).
En esta celebración de hoy, que es como el cierre solemne de un año jubilar, hacemos memoria de un triple aniversario: 90 años de la creación en La Plata del Consejo Superior de Enseñanza Católica; 50 de la aprobación de los estatutos del órgano que lo sucedió, nuestro actual Consejo de Educación Católica de la Provincia de Buenos Aires y 10 años del Congreso realizado en octubre de 1998 en La Plata y aquí en Luján.
Monseñor Juan Nepomuceno Terrero, segundo obispo de La Plata, cuyos restos reposan en el crucero de esta basílica, quiso dar cohesión a la tarea educativa de la iglesia en su vastísima diócesis que abarcaba todo el territorio bonaerense. Se propuso entonces vincular a los colegios en una federación, según un designio de unidad, para facilitar, mediante una autorizada asesoría, una adecuada representación y una diligente tutela, el cumplimiento de su misión específica. Aludía, en el documento fundacional, a una dirección única, concienzuda y metódica, cuya necesidad se advertía en las frecuentes consultas que los directores de colegios católicos encaminaban a la sede episcopal. Hacía referencia también al impulso otorgado a la educación de la juventud por el Concilio Plenario de la América Latina, reunido en Roma en 1899. Más allá de ese dato, la tradición pedagógica de la Iglesia constituía un bagaje precioso que iba marcando, a través de los cambios culturales, de los ajustes imprescindibles y los procesos de renovación, la identidad de la escuela católica.

Esta brevísima referencia histórica sirve simplemente como apoyo de un acto agradecido de memoria, en el que debemos abrazar a todos los que, tanto en aquellos inicios lejanos como en la continuidad ininterrumpida representada hoy por el Consejo de Educación Católica y por las Juntas Regionales, han consagrado amor y desvelos a la obra de la formación cristiana de niños y jóvenes en nuestras escuelas: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, educadores laicos beneméritos y muchos humildes y anónimos colaboradores. Quienes actualmente compartimos responsabilidades en este campo recibimos una herencia que es preciso incrementar y transmitir y un testimonio que nos alienta a perseverar con alegría en esta misión que se integra en la realidad rica, compleja y dinámica de la evangelización.
El subsistema educativo eclesial brinda un servicio muy importante en nuestra provincia que, como es bien sabido, resulta barato al Estado bonaerense. La Iglesia sostiene que el derecho y el deber de la educación compete en primer lugar a la familia, pero requiere la colaboración de toda la sociedad; le compete también al Estado, según el principio de subsidiariedad, cuando no basta el esfuerzo de los padres y de las diversas instituciones. Así lo enseña el Concilio Vaticano II, que señala, además, un motivo singular del protagonismo de la Iglesia en el ámbito educativo: su deber de anunciar a todos el camino de la salvación y de comunicar a los fieles la vida de Cristo (cf. Gravissimum educationis, 3). Como Madre, la Iglesia está obligada a educar a sus hijos, y de ese modo contribuye al bien de la sociedad terrena, a configurar un mundo más humano. El principio católico que postula una jerárquica armonía entre la naturaleza y la gracia, la razón y la fe, la cultura humana y el Evangelio, revela también que nuestras escuelas cumplen en plenitud la función específica de toda institución escolar cuando son capaces de dar vigencia a un proyecto educativo centrado en Jesucristo, Redentor del hombre, para transmitir el hecho cristiano, el cristianismo como acontecimiento, como una realidad sobrenatural que impregna toda la realidad humana, la transforma y la plenifica plasmando hombres nuevos, creados a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad (Ef. 4, 24). A ese objetivo noble y altísimo debemos aspirar mientras nos ocupamos de llenar los requisitos que desde siempre caracterizan a la tarea escolar. Nuestros chicos deben cultivar sus facultades intelectuales, desarrollar la capacidad de juzgar rectamente, adquirir el sentido de los auténticos valores, recibir creativamente el patrimonio de la cultura conquistado por las generaciones pasadas, prepararse para la futura vida profesional, educarse como buenos ciudadanos, pero todo eso han de intentarlo a la luz del Evangelio y con la ayuda de la gracia de Dios. La enseñanza religiosa escolar y la catequesis no pueden reducirse a un mínimo espacio curricular: deben ser la fuente inspiradora de una doble síntesis: entre la fe y la cultura, entre la fe y la vida. Nuestras escuelas están llamadas a constituirse, cada vez mejor, en centros de transmisión de la sabiduría cristiana; para que nuestros alumnos lleguen a ser hombres y mujeres de bien, buenos ciudadanos, nos empeñamos en formarlos como buenos cristianos.
Este ideal tan bello no es inalcanzable. Por cierto, no desconocemos los obstáculos que se oponen a su plena realización, los problemas que plantean la cultura actual y la situación social de nuestra provincia y del país. Es preciso enfrentar esas dificultades con lucidez, serenidad y esperanza. No nos ilusionamos con un posible resultado automático de todas las buenas iniciativas que ponemos en curso en nuestros colegios; sabemos que hay que contar con factores poderosos de deseducación que interfieren perniciosamente en el proceso educativo: la disgregación familiar, la pobreza extrema en vastos sectores de la población, el cretinismo y la perversión de muchos programas televisivos, algunas orientaciones ideológicas que se imponen en los cenáculos pedagógicos, modas y manías de la “cultura joven” que se anticipan devastando la condición infantil y tantas cosas más. El educador, el maestro, se acerca con paciencia y amor a la realidad concreta del alumno; la escuela, la comunidad educativa, tiene que tener algo de familia, de casa, para que el servicio que brinda no se diluya en la masificación y el anonimato, sino que, al contrario, se desarrolle con una dedicación personal a cada uno; así corresponde, porque el fin de la educación es que el niño y la niña, los adolescentes, los jóvenes, logren plasmar su personalidad, ser plenamente lo que son de acuerdo a su naturaleza y a su vocación.
Los aniversarios particularmente significativos que solemos celebrar no sólo nos permiten reconocer nuestras raíces y con gratitud y complacencia hacer memoria de lo que hemos logrado, sino también evaluar el presente y mirar hacia el futuro. A propósito, podríamos preguntarnos si con la capacidad instalada con que cuenta nuestro subsistema educativo no podríamos obtener mejores resultados. Nuestros colegios son, en general, bien apreciados por su nivel académico y por otros aspectos de la vida escolar; muchas familias procuran cada año hallar cabida en ellos para sus hijos. Ojalá podamos dar lugar a todos y proporcionar una educación de excelencia a los hijos de las familias más pobres. Pero ¿cuáles son los frutos en el plano específico de la evangelización? Es verdad que no resulta fácil reunir datos que permitan formular un juicio exacto; no obstante, bastan las impresiones que recibimos de continuo para advertir que queda mucho por hacer, que tenemos que empeñarnos en una continua revisión de propósitos y métodos y sobre todo en una fervorosa renovación del espíritu para poder transmitir a nuestros alumnos el amor a la verdad y el deseo de un encuentro vivo con Jesús. ¿Cuántos chicos y chicas de nuestros colegios, después de haber pasado en ellos hasta diez o doce años, salen como cristianos convencidos y se incorporan a una comunidad parroquial o a un movimiento eclesial? Hay un objetivo elemental y no podemos cejar en el esfuerzo inteligente y tenaz que se debe aplicar para lograrlo: que todos egresen conociendo las verdades fundamentales de la fe, sabiendo qué significa y qué implica el ser católico; que sepan y valoren las normas evangélicas de la vida cristiana. En suma: que conozcan y amen al Señor. ¡Qué bueno será que cada año podamos despedir a los egresados con la seguridad y la alegría de saber que van bien pertrechados para enfrentar la vida!
Señalo un punto clave de la pastoral educativa: que nuestras escuelas verdaderas comunidades; es así como las consideramos, pero no es tan fácil que efectivamente lo sean, que sean comunidades fraternas, eclesiales, en las que se viva la unidad de la caridad. Deben serlo, porque sólo así serán en serio educativas en sentido cristiano; sólo así constituirán un ambiente evangelizador. A partir de esta vivencia eclesial, la escuela puede proponerse desarrollar una misión respecto de las familias de los alumnos, con el fin de ayudar a los padres a asumir su condición de educadores, que han elegido para sus hijos un camino de formación según los principios de la fe cristiana. Asimismo, al compartir una tarea tan noble y delicada, los maestros y profesores, con los demás componentes de la comunidad escolar, pueden estimularse mutuamente en orden a una formación permanente y a su crecimiento espiritual.
Queridos hermanos y hermanas: Pongamos a los pies de nuestra Madre Inmaculada de Luján los pensamientos, los sentimientos, las intenciones y propósitos que ha suscitado en nosotros la celebración de los aniversarios que nos ha reunido hoy. Sí, presentémosle nuestra acción de gracias y nuestra súplica, para que ella atraiga sobre la tarea educativa de la Iglesia en la provincia de Buenos Aires, y sobre todos los empeñados en ella, abundantes bendiciones del Señor. Esta pausa celebratoria nos infunde ánimo para seguir andando, para trabajar con ahínco, estudiar, orar y sufrir si es preciso por la educación católica. Llevemos en el corazón la exhortación del profeta, que hemos escuchado: Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: “¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios!” (Is. 35, 3-4)
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata