2 de junio de 2008

LA REPÚBLICA SOCIAL O EL ORDEN JUSTO

Cesar A. Romano

La República Social es la institucionalización de la Justicia dentro de la sociedad y especialmente en el mundo económico y del trabajo poniendo las cosas en el debido lugar, el final de la explotación inhumana, así como la visión de que el trabajo es una actividad dignificadora de servicio y sacrificio para el bien de la Patria. No es populismo sino la puesta en practica de aquello de “dar a cada uno lo suyo”.

Mucho se ha hablado sobre la Justicia Social, especialmente en nuestra Patria donde existe (o existía) un partido que blasonaba de ella. Mientras el sistema la utiliza como elemento de una predica demagógica y extorsionadora o la torna objeto de una dialéctica mas o menos marxista, nosotros queremos darle la real significación que tiene, mas aún en esta época donde se encuentra denigrada y reducida a la entrega de dádivas a grupos de compatriotas que fueron arrasados y aun lo son, por la vigencia de un economicismo liberal darwinista y es utilizada sofisticamente para captar los votos de esas personas reunidas en estructuras de pobreza que se han convertido lenta pero inexorablemente en estructuras de clientelismo político para sobornar y captar mediante ello el voto popular. El territorio donde pisa fuerte la democracia, de la mano de los eternos punteros, pintaparedes y dealers de la droga

Nada de eso queremos, es mas lo denunciamos como una forma de usar de la pobreza y el dolor de nuestros compatriotas y de degradar al pueblo. La Justicia Social es otra cosa como otra cosa es la República Social, donde la misma se encuentra institucionalizada.

La Justicia Social

Podemos decir que el concepto de justicia social solo puede desarrollarse en el marco de una economía que ha vuelto a su quicio normal o sea donde la misma se encuentre al servicio del hombre y no al revés como en la actualidad. Conspira también para la realización de dicho ordenamiento, la presentación de la economía como una ciencia autónoma de las demás disciplinas humanas que termina constituyéndose en una empresa de terrorismo intelectual que esconde bajo el disfraz seudo científico, el propósito ideológico de imponer el mas crudo materialismo en las relaciones humanas, que al mismo tiempo trata de hacer prevalecer una concepción social eficientista orientada al mismo tiempo a una praxis productivista con vista a la acumulación cada vez en menos manos de la riqueza. Es que no puede concebirse a esa ciencia económica divorciada de la moral social natural, pues deja de ser una ciencia por que ignora o deja de lado variables fundamentales del orden humano y termina formulando teorizaciones que tratan de encuadrar la realidad en los moldes intelectuales de los verdaderos ideólogos que los formulan y modelos que en definitiva terminan al servicio de la cultura mamonista, la cultura que adora al Dios Dinero
Hoy todo el mundo vive pendiente del dinero. Nosotros sostenemos que la economía es para la conservación de la vida del hombre y que el dinero no es un fin en si mismo, sino uno de los medios para lograr ese fin.
La República Social se sustenta en el principio de que existe un orden natural de la economía conforme con la naturaleza social del hombre, basado en la realidad: que ese hombre es productor y al mismo tiempo consumidor de bienes y servicios y que los actos económicos en la actualidad son también actos de contenido social por las consecuencias que producen en esa sociedad
De todas las clasificaciones de la justicia es la justicia social la que trata de las relaciones de los hombres, en tanto participes del bien común de la sociedad de la que forman parte.

El Orden Justo

Por ello para realizar la justicia social no basta con el deseo o la buena predisposición de los hombres individualmente considerados, sino que la sociedad que los agrupa, el bien común que los reúne y del cual participan, tenga reglas justas reconocidas y fomentadas y controladas por el poder del Estado. Donde ese mismo Estado como gestor y garante del bien común pueda intervenir como árbitro en cualquier anormalidad o alteración de dichas normas.
De esta forma lo primero que se hará será restituir al dinero su carácter de instrumento de intercambio de bienes y servicios. Restituirle su significación real de representar las cosas que están en el comercio o en el intercambio. Desterrar lo que hemos denominado el mamonismo o sea el dinero como fin en si mismo siendo que solamente existe como un medio de cambio. Hacer que deje de funcionar en la sociedad como una mercadería escasa que se compra y se vende y que por ello conseguir ese medio, tenga un precio como es el interés que introduce a la sociedad en el mundo de la usura. Tenemos que tener en cuenta que el dinero no crea riqueza sino que es el hombre con su trabajo quien la crea. Todo capital es trabajo acumulado y el dinero en si es papel, una cosa improductiva. Por ello el paso segundo a desterrar el dinero como mercancía, será desterrar la cultura de la usura tanto a nivel nacional como a nivel internacional promoviendo un desendeudamiento general.
Simultáneamente se debe fomentar la propiedad privada, entendiéndose la misma en función social lo que es llevar a la practica la frase de Santo Tomas de Aquino “Y las cosas que alguien tiene en gran abundancia, se deben por derecho natural al sustento de los pobres” norma perfectamente coherente con la moral cristiana en orden a la virtud teologal de la caridad. Esto ha sido llevado a la práctica en el pasado por diversos gobiernos nacionalistas que mediante la legislación laboral positiva han evitado la destructora lucha de clases propuesta por el marxismo contra el capitalismo que explotaba a la masa obrera.
Volviendo al orden justo, con la propiedad en función social, dijimos que se debe tender a la mayor difusión posible de la misma, ello solo se logrará con una reforma de la propiedad capitalista y mediante la denominada capitalización popular mediante la rama de producción. Una de las modalidades de la redistribución de ingreso y ahorro donde entra a jugar el plano orgánico en la redefinición social que planteamos. Es una de las formas en que se provee a la justicia social en forma actual fomentando la inversión y previniendo el futuro sin la estafa permanente de los sistemas jubilatorios sean estatales o sea de empresas privadas que ya conocemos. Indirectamente es una forma de participación de los trabajadores en la renta de las empresas y en la riqueza que ellos colaboraron en producir.
Sin perjuicio de ocuparnos mas profundamente en el futuro de este tema fundamental, que ya hemos tocado tangencialmente en otras oportunidades, diremos que es el único sistema que puede llegar a contener la lucha de clases o la puja económica entre productores y asalariados, logrando la paz social, ordenando con equidad la anárquica distribución de la plusvalía encontrando una relación orgánica entre inversión y ahorro a nivel personal del asalariado, para que cese la conflictividad en el seno de la sociedad. Cosa que guarda cierta relación con aquello de que hablaba José Antonio cuando se refería a la propiedad sindical.

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