17 de octubre de 2008

DI LULLO:FOLCKLORE E IDENTIDAD NACIONAL


Un envio de: Atilio Moreno (Fuerza Patriotica-Santiago del Estero)

No es tarea de poca monta la del folclorologo. No al menos como la concibió Orestes Di Lullo; para quien estudiar nuestro folklore formo parte de una voluntad de auto-conocimiento y auto-afirmación del Ser, que puede considerarse propiamente como una actitud filosófica.

Di Lullo, como pensador enrolado en esa corriente política y cultural que se dio a llamar el nacionalismo católico, se intereso por nuestro Ser Nacional, es decir por nuestra Identidad; pero a diferencia de muchos contemporáneos, no concibió a ese Ser como algo que se construye, que muta y que deviene dialécticamente; por el contrario, entendió conforme a la sana filosofía realista, que se trataba de algo dado, de algo esencial, de algo que permanece a pesar de los cambios y que nos hace ser lo que somos y no otra cosa.

En consecuencia, para develar cual era nuestra Identidad, Orestes di Lullo considero necesario dirigir su mirada hacia nuestros orígenes como nación. Procedimiento lógico, pues para saber lo que algo es hay que ir a su nacimiento; y así se empeño en estudiar el elemento que más denota el deseo de expresión de nuestra cultura fundacional: el cancionero popular

En ese sentido, nuestro comprovinciano, al igual que Juan Alfonso Carrizo, había comprendido que para poder conservar nuestra identidad cultural y ser fieles a nuestra cultura original antes era necesario conocerla.

Ahora bien, y ya que estamos en precisar ideas, tenemos que aclarar también que estos pensadores tradicionalistas no adherían al actual concepto de cultura proveniente de la moderna antropología cultural, el cual incluye dentro de el a todo conocimiento, arte, costumbre o habito del hombre. Por el contrario se manejaban con la forma clásica de entender la cultura, es decir concibiéndola como el cultivo o el desarrollo de las perfecciones del hombre en pos de su plenitud; como diría Fray Petit de Murat, cultura “es la labor de la inteligencia ayudando a una cosa a alcanzar su perfección en la línea de su naturaleza”. Para hablar en criollo, no creían que cualquier cosa fuera cultura, mas bien la asociaban con la búsqueda, la conservación y el desarrollo de la Verdad, el Bien y la Belleza.

Pero volviendo al folklore, Di Lullo se intereso por su estudio por que trato de encontrar allí el plexo axiológico de nuestra cultura fundacional; es decir los valores que revelaban nuestra peculiar forma de ser, de actuar y de pensar. Evidentemente, de aquellas ancestrales canciones se desprendía toda una visión del universo; una fe y una moralidad que testimonian una sabiduría tradicional y universal. En esa cosmovisión primigenia se hallaban patentes los caracteres fundamentales de nuestro Ser Nacional, los cuales revelaban inequívocamente nuestra identidad hispano-católica.

Aquellos cantares, como dice Miguel Cruz, “reconocen tras variantes y adaptaciones, su origen español y su semejanza por lo tanto, con las composiciones recopiladas en otras regiones de América”

Ciertamente – y contestando anticipadamente a una critica que se suele hacer a los recopiladores, en el sentido de que no prestaron atención a las producciones indígenas- no caben dudas que existen, aunque en baja proporción, poemas en lengua quichua; sin embargo estas composiciones muestran también la influencia española en cuanto a la rima y la métrica, por lo tanto habría que preguntarse si hubo o no realmente una producción aborigen relevante.

De todas formas aquella tarea de recuperar nuestro cancionero popular que llevo adelante Di Lullo no se hizo desde una burbuja -de esas típicas en las que se sumergen muchos intelectuales- por el contrario nuestro polígrafo se metió bien en el monte santiagueño, se compenetro de sus hombres y paisajes. Hablo con aquellos viejos pobladores y les interrogo a cerca de las coplas que conocían de sus mayores.

El resultado fue el reflejado fielmente en su obra, y si las coplas recordadas fueron de raigambre hispano católica es evidente que fue por que a nuestros paisanos estas les eran “significativas”, como se dice ahora en la moderna pedagogía; o mejor como dice Alberto Rouges “para que aquel –cancionero- se conserve, pues, ha sido indispensable que los que lo llevaban en la memoria lo comprendieran, lo vivieran, fueran capaces de estimarlo, de gustar los delicados matices del ingenio, del sentimiento y de la expresión que hay en el ”.

Al respecto no caben dudas que el método utilizado fue novedoso, hoy a esto se le llama estudios etnográficos y trabajos de campo, Di Lullo los llamaba simplemente “visitas”.

Sin embargo tenemos que acotar que esta tarea de rescate de nuestra tradición cultural llego algo tarde, ya se había perdido mucho de ella. Lo recopilado fueron apenas los vestigios de una cultura que ya se encontraba abolida y desvastada.

Las razones de aquella crisis también estaban a la vista y fueron denunciadas: por un lado el genocidio cultural comenzado en el siglo XIX por hombres emblemáticos como Bernardino Rivadavia, Domingo Faustino Sarmiento y Julio Argentino Roca, que repudiaron nuestros orígenes y tradiciones para llevar adelante un modelo de país que respondiera a las exigencias de la modernidad utilitaria y materialista. Por otro lado -y en consecuencia con ese modelo- la destrucción de una sociedad campesina, arraigada a la tierra, vino a significar la destrucción de aquella cultura. El hecho de que el campesino se quedara sin su tierra determino que se cortasen sus vínculos con la fuente de la cultura.

De todas formas gracias a hombres como el ya citado Carrizo y como nuestro Orestes Di Lullo, miles de piezas poéticas de nuestra cultura fundacional fueron salvadas de su desaparición y como dijo Bruno Jacovella “ciertamente ningún otro país del mundo ibérico puede gloriarse, ni por cerca, de haber llevado a cabo una empresa tan vasta de documentación de su cultura tradicional como la Argentina”

En aquel folklore apenas salvado de su desaparición sobreviven los vestigios de una sociedad que la modernidad quiso abolir; alli palpitan los restos supervivientes de lo que fuera la cristiandad hispanoamericana que nos dio el Ser y al cual debemos fidelidad

Lamentablemente y para terminar no podemos dejar de referirnos a una variante novedosa del folklore actual que si bien conserva algunos valores intrínsecos, sin embargo tiene elementos que se distancian del folklore autentico. En primer lugar su rechazo del sentido religioso de la vida, tan claro en el antiguo cancionero; y en segundo, la incorporación de instrumentos y ritmos que lo hibridizan con un genero insólito como el rock anglosajón, tan ajeno a nuestra cultura hispano-católica. En ese aspecto estas nuevas producciones folklóricas poco y nada vienen a aportar para la restauración de nuestro cancionero tradicional.

Queda pendiente pues esa tarea para nuevos vates y cantores.

10 de octubre de 2008

EL PERVERSO SISTEMA DE LA RESERVA FEDERAL NORTEAMERICANA


LUNES NEGRO
(http://www.cruxetgladius.blogspot.com/)

Las manipulaciones del sistema monetario y del sistema de cambio constituyen el mayor escándalo de nuestra época. Por vez primera, la estafa monetaria alcanza dimensiones mundiales –se está desarrollando efectivamente a través del mundo entero–, sin que ningún gobierno sea capaz de controlarla ni de ponerle fin o de impedirla. Formalmente, es incluso legal debido a razones obsoletas.La etapa decisiva en la ruptura con la moneda de Estado se produjo con la fundación, en 1913, del Sistema Federal de Reserva de Estados Unidos. Desde finales del siglo XIX, los bancos que se hallaban bajo control del imperio Rotschild emprendieron una gran campaña para apoderarse del control de la economía estadounidense. Los Rotschild, provenientes de Europa, financiaron el Banco J.P. Morgan & Co., el Banco Kuhn Loeb & Co., John D. Rockefellers, Standard Oil Co., los ferrocarriles de Edward Harriman y las fábricas de acero de Andrew Carnegie
Alrededor del año 1900, los Rotschild enviaron a Estados Unidos a uno de sus agentes, Paul Warburg, quien debía cooperar con el Banco Kuhn Loeb & Co. Jacob Schiff y Paul Warburg [quienes] emprendieron una campaña tendiente a instaurar varios «Federal Reserve Banks» (FED), instituciones privadas de emisión de moneda. Con el apoyo de los dos grandes grupos financieros Rotschild y Rockefeller, lograron fundar un banco central privado con derecho a emitir su propia moneda, medio legal de pago garantizado al principio por el Estado. La instauración de la FED, en 1913, permitió que los banqueros internacionales pudieran consolidar su poderío financiero en Estados Unidos. Paul Warburg fue el primer presidente de la FED.Después de la fundación de la FED se produjo la adopción de la 6ª enmienda de la Constitución estadounidense, que permitió que el gobierno cobrara un impuesto sobre los ingresos. Era consecuencia del hecho que el gobierno no pudiera ya emitir su propia moneda. De esa manera, los banqueros internacionales se apropiaban indirectamente del patrimonio privado del ciudadano estadounidense. En aquel momento, los accionistas más importantes de la FED eran:

1. Los bancos Rothschild de París y de Londres

2. El Banco Lazard frères de París3. El Banco Israel Moses Seif en Italia

4. El Banco Warburg en Amsterdam y Hamburgo

5. El Banco Lehmann en Nueva York

6. El Banco Kuhn Loeb & Co.en Nueva York

7. El Banco Rockefeller Chase Manhattan en Nueva York8. El Banco Goldman Sachs en Nueva Cork

Después de la Primera Guerra Mundial, las reservas mundiales de oro se acumularon en aquel banco privado que en realidad era la FED, de manera que numerosos bancos centrales no pudieron seguir manteniendo el patrón oro y sus países se vieron inmersos en la deflación, produciéndose así la primera crisis económica mundial
Durante la Guerra Mundial, Estados Unidos llegó a exigir que los países en guerra le pagaran con oro las armas que compraban. Al terminar la guerra, el oro de Alemania se convirtió en botín de guerra. Más de 30,000 toneladas del oro mundial se acumularon así en Estados Unidos.Ese oro sirvió de cobertura al dólar. Pero, como gran parte de esos dólares estaba haciendo el papel de reserva monetaria en las cajas de los bancos centrales extranjeros, Estados Unidos pudo seguir imprimiendo más dólares, en cantidades que ya no correspondían con sus reservas en oro.En efecto, los demás países necesitaban dólares para poder comprar materias primas, que se compraban solamente con esa moneda. Además del oro, el dólar se convirtió así en una de las principales reservas monetarias de los bancos centrales extranjeros.
Había comenzado el reinado mundial del dólar. En 1971, Richard Nixon (el presidente número 37 de Estados Unidos, de 1969 a 1974) anuló la convertibilidad del dólar en oro y, al mismo tiempo, la garantía del Estado sobre el valor del dólar. Desde entonces, el valor del billete verde no está en correspondencia con las reservas de oro ni está garantizado por el Estado. Se trata por tanto de la moneda privada libre de la FED. Pero la masa monetaria de dólares que la FED pone en circulación (desde marzo de 2006, la FED no ha publicado más la cifra de la masa monetaria M3) se ha convertido en un problema sin solución: la masa mundial de bienes se cuadriplicó durante los últimos 30 años, pero la masa monetaria se multiplicó por 40.
¿Cómo funciona este banco privado con derecho a imprimir los dólares? La FED produce dólares. Los presta al gobierno de Estados Unidos a cambio de obligaciones que le sirven [a la FED] como «garantías». Los bancos de la FED en posesión de esos títulos perciben intereses anuales. Muy astutos, ¿no les parece?Ya en 1992, las obligaciones en poder de la FED alcanzaban un valor de 5 trillones de dólares, y los intereses que paga el contribuyente estadounidense siguen aumentando constantemente. La FED se apoderó de ese increíble patrimonio prestándole dinero al gobierno de Estados Unidos y cobrándole después intereses. El contravalor es ese papel verde que se conoce con el nombre de dólar,
Es importante repetir que no es el gobierno de Estados Unidos quien emite el dólar, sino la FED, que a su vez se encuentra bajo el control de bancos privados y que pone a disposición del gobierno cantidades de dinero y, como contrapartida, cobra jugosos intereses y recoge impuestos. Nadie se da cuenta de esta artimaña. Además, las obligaciones que el gobierno emite otorgan a la FED una garantía, de carácter público y privado, sobre el conjunto de bienes y fondos de Estados Unidos. Numerosas acciones jurídicas han tratado de obtener la anulación de la ley sobre la FED, sin éxito hasta el momento.
El presidente John F. Kennedy fue el primero que trató de transformar la FED emitiendo un decreto presidencial («executive order number 11110»). Poco después, fue asesinado, probablemente por su propio servicio de inteligencia. Lo primero que hizo su sucesor, Lyndon B, Johnson, en el avión presidencial que lo traía a Washington desde Dallas, fue anular el decreto de Kennedy.

¿Cuál es la situación actual?

Los bancos privados tratan por todos los medios de mantener y reforzar su gigantesca fuente de ingresos: el dólar.Y a los países que quieren establecer sus relaciones comerciales internacionales [en adelante] sobre la base del euro, como Irak, Irán o Venezuela, se les tilda de terroristas.Se obliga a los gobiernos a vender sus productos a Estados Unidos a cambio de dólares carentes de valor, y el desenfrenado aumento de liquidez proporciona a la alta finanza [internacional] las sumas ilimitadas que le permiten comprar el mundo entero.Los bancos centrales del mundo entero se ven obligados a acumular dólares sin valor como «reservas monetarias». El dólar estadounidense es la moneda privada de la alta finanza, moneda que nadie garantiza, que no dispone de otra garantía que la propia, moneda que se utiliza para maximizar la ganancia, acrecentada sin vergüenza alguna, que se utiliza como medio de dominación mundial y para acaparar las materias primas y otros valores del mundo.

1 de octubre de 2008

LA VERDADERA REVOLUCION CULTURAL

El universo se ha achicado por la comunicación masiva, la conquista del espacio, la energía nuclear, la cibernética etc. Asistimos a una revolución tecnológica que incide en lo social y en lo cultural, esto es sostenido mediante prácticas publicitarias de penetración, mostrando a nuestra cultura nacional como inferior y primitiva frente a la de los postmodernizadores, a la vez que constituye un negocio rentable: patentes, marcas, modas. El fin es manipular la cultura, generando la autodestrucción de nuestra identidad, basándose en una preeminencia de lo económico y lo fugaz sobre lo espiritual y permanente.
No entran en estos parámetros de mercado e industria cultural ni la historia del pueblo a someter ni su espiritualidad, su religión, sus mitos, sus leyendas, su idioma. En ningún momento ponen al hombre como sujeto determinante, lo que mandan son las inversiones y su rentabilidad y los diversos medios para lavar cerebros y anestesiar, para permitir dicha rentabilidad Poco importa lo que realmente vale fuera de lo económico, por ejemplo en nuestra historia (invasiones inglesas, resistencia al imperio portugués, Vuelta de Obligado, Malvinas)
Las fuerzas cientificistas tecnocrático-utilitaristas no tienen argumento para explicar el fenómeno nacional -ni falta que hace- solamente hay que sentirlo, para luego entenderlo desde una toma de conciencia netamente argentina
Por ser las clases intelectuales apéndice de sustentación de estas prácticas imperialistas, sólo la adaptación de esta intelectualidad vernácula o su suplantación por otra, es plena garantía de liberación nacional, para ello es también preciso, e insistimos en esto, el rescate del pensamiento popular, porque con la liberación meramente económica se corre el riesgo de romper cadenas con un sector trasnacional para caer en otro.- Tanto el economicismo capitalista liberal como la asimilación de concepciones del marxismo cultural llamado progresismo conspira conciente o inconscientemente contra ese horizonte cultural auténticamente argentino que venimos mencionando. Por ello la necesidad de una intelectualidad nacional como sustento de la argentina patriótica.

Gramci al revés

Para esto nos será de gran utilidad el pensamiento gramsciano expresado en su “Quaderni del carcere”, estrategia utilizada hoy por la globalización y sus factores de poder para romper las pautas culturales de cada pueblo.
Gramsci hace una clara diferenciación entre sociedad civil y sociedad política, sosteniendo que la toma del poder político no será nunca factible sin la toma previa del PODER CULTURAL, sin establecer una guerra de posiciones para conquistar las últimas trincheras y la última fortificación que es el estado; en 1902 Lenin, en el “Qué hacer” manifiesta la necesidad de demostrar que la única forma de ataque no es la violencia o el ataque frontal, Gramsci traslada a Europa central las tácticas de infiltración de Lenin en la sociedad civil para su dominio, pasando por un aspecto clave: la educación, la fuerza es necesaria para el dominio de una clase, dice Gramsci, pero no es suficiente, pues se requiere sobre todo HEGEMONIA y CONSENTIMIENTO.
Los intelectuales resultan fundamentales para hacer posible la hegemonía del poder cultural, el objetivo es: construir un bloque intelectual y moral que haga políticamente posible el progreso intelectual de las masas, no sólo de grupos reducidos de intelectuales, sino aprovechando toda resquebrajadura del poder y utilizando todos los aliados posibles, por inseguros y provisionales que sean, el intelectual, continúa Gramsci, debe provocar la destrucción acelerada de los valores clásicos, bien sea la religión, patria, familia, y gestar una convicción popular de ridículo, no de odio sino de RIDICULO hacia esos valores, y para ello se acelerará la valoración de los diferentes aspectos de signo contrario en el folklore, teatro, periodismo, etc. Siempre será más eficaz todo lo que no lleva en sí una connotación política clara, con la infiltración en todos los medios del poder cultural, silenciando la voz de los opositores no por la fuerza sino por el desconocimiento o el ridículo, controlando los ratos de esparcimiento con informaciones dirigidas y dosificadas y disfrazadas con ropaje aséptico.
Nuestro esfuerzo intelectual debe estar dirigido a sacar provecho de la teoría gramsciana, invirtiéndola hacia nuestros fines, formando a la intelectualidad o rescatándola para al campo de la cultura netamente argentina, para esto nos basaremos en la hipótesis de Homero Manzi cuando dice que lo popular crea su producto y a la vez el gusto para gustarlo, y no sólo cuando lo crea sino cuando recrea algo que viene de afuera nacionalizándolo.
Los ingleses traen su fútbol para deleite y aculturalización de nuestras clases altas, éstas lo practican, siendo su juego similar al del inglés y en cierta forma (como también sucede con el rugby) es inferior a lo importado, hasta que se difunde masivamente y en el marco del potrero y la pelota de trapo que no pica, lo transforma en el fútbol “criollo”, se le agrega la picardía de la gambeta y ésta le da identidad nacional, siendo distinto y a veces superior a lo importado.
Nuestro nacionalismo de principio de siglo en nada se diferencia del de los europeos, pues el presupuesto cultural para acceder a él también viene de Europa, ese “nacionalismo” recién toma identidad cuando el pueblo lo hace carne.

Los valores raigales conservados y adaptados por el pueblo

Es que lo popular, opera como custodio de los valores ráigales y cuando lo dejan, los vuelca en el hecho artístico.
América se hizo cristiana dándole su sello, lo católico llega a estas tierras con el hombre europeo prerreformita poco afectado por el renacimiento, en lo que éste tuvo de pagano, portando aún inalterado el espíritu del hombre medieval, y sin oposición sobre lo autóctono, forma una conciencia católica del cosmos, pero como el contexto es distinto, su actualización es distinta, hay una naturaleza hostil que enfrentar, Aun así lo difunde, evangeliza
Para el indio y el gaucho, lo católico no prendió como algo teórico sino como algo vital, el arte católico aquí se internalizó en lo indígena y en estos lares fue recogido vitalmente, el indígena y el gaucho no son sólo recipientes sino portadores de esa nueva factura.
El artista intelectualizado toma lo europeo como algo teórico y copia, el artista popular lo internaliza y lo expone vitalmente, el coya ve la guitarra europea y con sólo la naturaleza la transforma en charango, le es difícil puntearla –en parte por su tamaño- entonces la rasguea, creando ritmos que en los métodos de Federico Sor o Tárrega o en manos de guitarristas “cultos” jamás habrían aparecido.
El español trae su baraja, el gaucho le agrega la mentira, el canto, al juego controlado, matemático y especulativo de escobas y tutes le opone la osadía, la picardía y el engaño del truco.
A la pintura europea que traen los jesuitas se le agregan las guardas de las cerámicas originarias, el dibujo de las telas y la imaginería ingenua del artista nativo, generando manifestaciones artístico-plásticas en las misiones e impregnando toda la cosmografía artística de la colonia hasta nuestros días.
Debemos rescatar el método de nuestros grandes actores que no pasaron por el tedioso y deformante método de Stanislavski; Muiño, Arata, Francisco Álvarez, actuaban en argentino, por ende, sin saberlo, generaron un método de actuación nacional a rescatar. El teatro criollo en su fusión práctica con el circo da lugar al payaso-actor (Pepino 88) que se da el “lujo” de opinar, porque eso le viene del gaucho. Al arquetipo de nuestro sainete o del grotesco discepoliano no le cabe la elaboración sicologista ni el amaneramiento de la expresión corporal, ni los rebuscamientos de Benjamín
Rescatar, en nuestra arquitectura, el concepto de hombre arraigado al suelo, vitalmente expresado en los primitivos planes de vivienda, como contraparte de la tendencia internacional a la edificación tipo horizontal.
En la literatura, el rescate y metodología nacional del relato corto, con la técnica del suspenso ejercida por el abuelo para dormir al nieto y, el mismo viejo, en la rueda de peones, transformándose en el Drácula argentino “julepeador” del gaucho en los fogones.
Desentrañar nuestra sabiduría que no es otra que la que surge de la ciencia gaucha, Martín Fierro se manifiesta como poseedor de un lenguaje propio, de un mundo de recursos expresivos, la sagacidad con que arguye sus deberes, la sutileza con que revela sus sensaciones y sus observaciones profundas. En el gaucho, hombre de adhesión telúrica, el arte se sustenta en su cosmos, convive con la belleza alada y canora del pájaro, con la policromía de la flor silvestre, con la agilidad de la bestia y la fuerza penetrante del viento. Este señorío de naturaleza le da al gaucho esa “ciencia” y ese arte que hace preciso su lenguaje, exacto su saber y bella su expresión. Su sabiduría se integra por una técnica para vivir, una fina sensibilidad que lo hace dueño de su ámbito y del espíritu de su semejante, un canto para la exaltación de sus sentimientos, música y danza para todos los momentos de la vida, la zamba para el amor, el triunfo para la guerra, la refalosa para la muerte.

Intelectuales para la cultura argentina

Como se ve por lo expuesto, estos conceptos son la inversión de la destructiva teoría gramsciana que parte del desarraigo del intelectual y torna la cultura en una jerigonza solo entendible para los “intelectuales orgánicos”
La crisis cultural que atravesamos es el fruto de la aculturalización sistemática del colonialismo sobre nuestras élites y capas medias. Es sistemática porque obedece a un plan de romper todo rasgo de identidad nacional que es justamente el norte del orden mundialista y del Poder Internacional del Dinero. Esto viene desde Caseros, cuando se implementó la desnacionalización que ya se había atisbado con Rivadavia tres décadas antes.
Para algún consuelo esta crisis se da solamente en las élites y los sectores medios, propensos por su formación a absorber lo foráneo, desde chucherías inútiles hasta las últimas teorías.
Pero late en nuestro sustrato cultural, el corazón del pueblo, ajeno al racionalismo del “intelectual” que habla y teoriza sobre la pera que jamás la comió.
Es la razón de ser que se muestra hoy, la realidad profunda argentina, es la verdad de América, alentada por Hernandarias, Artigas, Rosas, y es la que sigue palpitando en el espíritu del hombre común que sabe que lo que “es” indudablemente “es”.
Esa fe inquebrantable donde se estrellan todas las izquierdas y las derechas y toda la política liberal burguesa.
Lo popular cuestiona todo porque su crítica es de realización, lo popular crea su obra y a la vez el gusto para gustarla, valora la realidad y la explica, sin necesidad de la crítica devenida de otras realidades inexistentes o inventadas en base a diversos y muchas veces disparatados mecanismos
El pueblo palpa en su práctica un nuevo horizonte humano, constantemente sumergido desde afuera a través de los “leidos”, siempre o generalmente ajenos a la realidad.
Ese horizonte nos está demostrando que se busca algo que el pueblo viene realizando desde el fondo de los tiempos: estar dentro de la revolución cristiana, argentina, patriótica, hispanoamericana, sin recetas de “leídos”, porque nosotros tenemos la “cencia” que no es otra que la realidad, la única verdad.