19 de junio de 2008

SOBRE UNO DE LOS MAS GRANDES FILOSOFOS DEL SIGLO XX

HEIDEGGER: UN FILOSOFO FASCISTA EN LA CUMBRE DEL PENSAMIENTO SECULAR

¿Cómo? ¿Un filósofo fascista? ¿Pero no fue y es el fascismo puro irracionalismo representado, en el mejor de los casos, por escritorzuelos de segunda fila como Julius Evola o René Guénon y, en el peor, por todo ese desecho intelectual de sectas iniciáticas que exhiben su sintomatología psiquiátrica bajo el rótulo de marca del pomposamente denominado "pensamiento tradicional", un delirio manicomial que incluye, al parecer, cosas así como -y sin pretender ser exhaustivo- el esoterismo, la alquimia, la magia, la teosofía, el espiritismo, la brujería, etcétera, estado febril que culmina sus compromisos políticos con actuaciones tan responsables e inquietantes para el aparato de poder dominante como la búsqueda de una base de naves espaciales hitlerianas en la Antártida?
Ésta y no otra ha sido la interesada versión del trasfondo intelectual del fascismo que en su día fuera difundida por la obra El retorno de los brujos (1960) de Louis Pawels y Jacques Bergier, la cual, obvio es decirlo aunque tantos autodenominados "fascistas" no hayan caído en ello -y hayan, por el contrario, picado el anzuelo venenoso que se les tendía-, forma parte de la amplia campaña de intoxicación y manipulación histórica que define la imagen especular del fascismo en la conciencia occidental contemporánea.
¿Hace falta subrayar además que para el sistema demoliberal es mucho más cómodo identificar el fascismo, y con él todos los genocidios del siglo de las grandes utopías progresistas, con una recaída en la barbarie o un retroceso a la Edad Media, antes que con la racionalidad moderna que efectivamente perpetró tales atrocidades? Entendemos, en definitiva, que esta gigantesca estrategia de autoexculpación ilustrada que es a la vez una miserable táctica de envenenamiento intelectual e incapacitación política de las jóvenes generaciones de críticos y virtuales rebeldes nacional-revolucionarios, incluye en el capítulo de las anécdotas la identificación del fascismo con el detritus mental del irracionalismo reaccionario.
Sin embargo, el filósofo más importante del siglo XX, Martin Heidegger, fue miembro del partido nacionalsocialista y se identificó con la corriente de izquierdas -"nacionalista y socialista"- dentro del universo fascista. Ahora bien, si la suya fue una filosofía, como efectivamente las instituciones del sistema demoliberal sionista tienen que reconocer, entonces guarda un núcleo de racionalidad irreductible. Y si, por otra parte, se detecta, como es el caso, una relación filosófica interna, y no sólo personal, entre Heidegger y el fascismo, cabe concluir que el fenómeno fascista contempla en este filósofo, y sólo en él, al último castillo no expugnado por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
¿Existiría, pues, una razón fascista?
Esta es la cuestión, la simple posibilidad de que un fascista piense -en el sentido fuerte del término y por oposición al pensiero debole de Vattimo- y de que un pensar fascista pueda ser siquiera concebido, pondría punto final de iure al poder de posguerra.
Pero la paradoja no concluye aquí, sino que sólo comienza. Porque, en efecto, Heidegger no es únicamente un filósofo entre otros, sino una de las cimas, tal vez la más alta, del pensamiento secular. Es un pensador cuya filosofía sigue viva y alimenta, por ejemplo, a la entera izquierda francesa de principios del siglo XXI (Alain Renaut dixit) en la medida en que ésta pretenda seguir ejerciendo la crítica. Y así como hemos visto que el imaginario simbólico dominante oculta los mayores crímenes contra la humanidad realizados en nombre de los valores progresistas tras la máscara de la ideología antifascista, también vemos que, en plena coherencia con este hecho, el último filósofo, la postrera fuente de la crítica racional en el mundo occidental, permanece inexorablemente vinculada al fascismo.
El sistema demoliberal no tiene respuesta ante este auténtico escándalo y calla, aunque no deje de desarrollar estrategias que le permitan sortear el obstáculo de la misma manera que ha podido, mediante el ensordecimiento mediático y cultural, ocultar el mayor Völkermord de la historia tras la narración cinematográfica del Holocausto. Hay gente que trabaja en este tema a jornada completa, unos pretendiendo recuperar a Heidegger, ya veremos cómo, otros intentando calumniarlo con maniobras que, sin embargo, la academia no se puede tormar en serio a tenor de su burdo carácter propagandístico, y todavía otros pocos más haciendo todo lo posible, a cuenta de las cloacas del estado, para que los posibles nacional-revolucionarios surgidos por azar, es decir, a contracorriente del lavado de cerebro mediático-mundial, sigan ignorando la existencia misma de Heidegger y se identifiquen con obscenidades como el "pensamiento tradicional", de manera que su cerebro quede de por vida reducido a mierda. Son aspectos de una misma lucha a los que nos referiremos a medida que este blog vaya desplegando sus fuerzas.
Baste añadir por hoy que si la filosofía, en cuanto crítica y por ende en tanto que análisis del antifascismo como ideología del poder vigente, mantiene algún vínculo político, éste es el que se establece (a) con un campo que vamos a denominar nacional-revolucionario de izquierdas, y (b) con el filósofo más señalado del siglo XX, miembro activo de un partido fascista, que fue quien lo encarnó como poco hasta el año 1945. De este primer Heidegger, que es un pensador crítico en el sentido ilustrado alemán de una kantiana Kritik der reinen Vernunft (crítica de la razón pura), pero no un irracionalista al estilo bazofial ya referenciado, nos ocuparemos in extenso.
Y en fin, sirva este post para adelantar los motivos -que algún amable lector nos ha planteado- por los cuales un blog de filosofía ostenta en su dirección de búsqueda el término NR (i), nacional-revolucionario (de izquierdas), siendo así que bajo este rótulo empezó sus días el presente proyecto crítico, aunque fuera saboteado inmediatamente por los franquiciados españoles de la irracionalidad paracientífica en nómina de los servicios de información del Estado borbónico.
Jaume Farrerons

copyright©adecaf

No hay comentarios: