ESTADO ORGANICO
Dr. José V. Ortuño A. (El Otro Ecuador)
En el Curso Intensivo se ha planteado la siguiente cuestión, ¿En qué capítulos de la Ciencia Política Constitucional ha de ubicarse el “Estado Orgánico” que propugnamos?
Contestamos en primer término que el “Estado Orgánico” es la denominación de uno de los “tipos de estructura del Estado”.
Estos “Tipos de Estructura” se refieren en último término a una clasificación metodológica que supone, por cierto, orientaciones típicas tendientes a alcanzar adecuación y coyuntura en la Filosofía del Derecho, en la Sociología en la Historia y en la Geografía.
Se ha optado por la denominación de “tipos”, mejor que por el de formas, ya que aparte de uno de ellos, no podemos encontrarlos plenamente realizados en la práctica. El tipo, en este caso, constituye más bien una tendencia: un Estado organizado a base de tales o cuales características sería calificado de Orgánico, Individualista, o Colectivista, a causa del predominio del tipo en sus contornos. Estas denominaciones son, pues, el resultado de un pensamiento subjetivo con fines metódicos, pero sobre la base objetiva de la realidad política divisible.
Hay que advertir que al hablar de los tipos de estructura del Estado, no nos remitimos a las concepciones que sobre tipo o sobre estructura figuran circunstancialmente en la nomenclatura antigua, ni a aquellos “tipos ideales” de los idealistas: mucho menos, pretendemos “forjar” tipos a manera de utopía. Tampoco está en nuestro afán desechar la clasificación en formas de Estado, reemplazando la terminología tradicionalista por otra. Tratamos de otras categorías, como lo vamos a enunciar ligerísimamente:
Se involucraría dentro del TIPO INDIVIDUALISTA, todo sistema político que, considerando al Estado como una aglomeración de individuos, haga de tales entes contables, a través de su expresión numérica, la fuente del orden jurídico político, es decir de la representación, de la autoridad, de la Democracia, etc.
Al TIPO COLECTIVISTA corresponderían todos los que consideran al Estado como una totalidad mecánica colectiva, sobre la cual haya de gobernarse sin tomar en cuenta personalidades individuales o colectivas inferiores al ser supremo Estado.
Y en el TIPO ORGÁNICO se agruparían los sistemas orgánicos, integrados por la trabazón de personalidades individuales y colectivas con valor propio, con autonomía y autodisciplina y cuya organización natural legitima la autoridad, produce la representación que vivifica la República.
Admitidas tales calificaciones como categorías en las que caben otras formas que coinciden en las orientaciones fundamentales, el tipo orgánico abarca todas las tendencias de estructuración de la vida del Estado a base de los organismos de la Nación, constituyendo el tipo superador del individualismo inorgánico y anárquico, y así colectivismo tiránico y absorbente.
La casi totalidad de autores que a esta tendencia se han referido, han hablado de “Estado Corporativo” “Forma Corporativa”, o “Corporatista “Corporativismo”, etc. Se dice también `Estado pluralista” o “plural”, “Gremialismo” o “socialismo gremial”, etc.
Algunos estados como el italiano de Mussolini y el portugués de Oliveira Salazar, acogen como propio el nombre de “Estado Corporativo”. Pero no se puede negar que tanto pertenecen ellos al tipo orgánico de estructura del Estado, como pertenecerían los proyectos de los sociólogos vieneses o argentinos, o los Estados de la Edad Media; como el alemán de Hitler o el español de Franco; o como el Ecuatoriano que estableceremos tras la Revolución Nacional Integralista Ecuatoriana; en cuanto todos ellos tienden a constituir la estructura político-administrativa a base de todas las personas individuales y colectivas que dan vida a la Nación, por manera que todas ellas participan en el funcionamiento del poder de manera total (u obligatoria) agrupando a todos los seres conscientes e idóneos, sean personales o sociales, sin necesidad de tener precisamente el nombre o la calidad de “corporaciones”.
Desde luego, el Estado Orgánico Ecuatoriano, constituye una estructura a base principalmente de una determinada filosofía que no se compadece con las orientaciones de otros Estados los cuales, si bien en el aspecto metodológico político, ingresan dentro del tipo, quedan fuera de él por sus concepciones totalitarias, opuestas a nuestra filosofía integralista.
Con respecto al nombre “corporativo”, en un sentido de amplitud y para tales fines, es preferible el de “orgánico”, siempre que las entidades colectivas no hayan de ser preeminentemente las “corporaciones”.
Corporativo es lo que tiende a formar cuerpo, lo capaz de formarlo; y en esta misma índole de generalidad, orgánico sería todo lo que se refiere a esta tesis de organización en general, tómese o no al Estado como cuerpo; a su constitución a base de organismos; a la reglamentación de ellos; y en concreto, a los órganos, sociedades, entidades, etc., sujetos y objetos de la política.
Lo orgánico vendría a ser el género y sus especies, el corporativismo, el gremialismo, el sindicalismo, etc.
EL ESTADO CORPORATIVO
JOAQUIN PERURENA (Nodo 50)
El Estado corporativo es aquel que olvida su esencia de servicio a los más desvalidos y traslada sus esfuerzos al enfoque de las corporaciones generadoras de lucro. Las corporaciones se crean para construir riqueza. El Estado se crea para proporcionar bienestar. Cuando el Estado, creado para proporcionar bienestar, trabaja solamente para el capital, estamos ante el Estado como corporación o corporativo. Su finalidad es el lucro y la plusvalía que no se reparte.
No estamos en contra del libre mercado; pero, cuando el Estado corporativo trabaja para la creación de riqueza, no lo hace para la sociedad entera sino para aquellos que, durante la campaña política, ayudaron al Gobierno a llegar a los puestos de poder. Así las cosas, el capital reclama de los apoyados su cuota, perpetuándose el clientelismo y distanciando la gestión de gobierno de la población más necesitada.
El Estado corporativo requiere de un presidente corporativo. El candidato ideal es alguien con abolengo político. Un apellido famoso viene bien. Ojalá sea educado en los principios del neoliberalismo. Debe tener cierto carisma para que, cuando enfrente al pueblo, lo haga como populista, despreciando las instituciones que juró fortalecer al alegar que no le son de utilidad, ya que él “habla directamente con su pueblo”.
El Estado corporativo requiere que, por lo menos, una buena parte de la prensa (radial, escrita y televisada) esté comprometida con el capital que la posee y la desliga de la verdad que no es conveniente divulgar, no sea que al pueblo le dé por pensar.
Así, el principal objetivo del poder político es entregar al poder económico todo lo que le produzca más riqueza. Por eso, privatizará todo aquello que, “administrado en forma correcta” (paradigma esgrimido contra lo administrado públicamente), “funcionará mejor”. El último de los nichos de riqueza es la salud del pueblo panameño. Cimentada en la solidaridad, como lo está hoy, es fuente de bienestar, no de lucro. Pero si se logra privatizar para que unos pocos la administren, es fuente de riqueza inimaginable.
Este es el último intento de secuestro del Estado corporativo. Atenta contra un derecho fundamental de los miembros de la sociedad y un mandato constitucional esencial: la obligación de proporcionar salud a su pueblo. Entregar este mandato a otros es un error de consecuencias negativas incalculables.
Foto: Benito Mussolini creador del Fascismo una de las tantas variantes del Estado Organico o Corporativo
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