Angel Rosemblat
Hemos seguido paso a paso el movimiento de la población indígena de América retrocediendo desde la actualidad hasta 1570. Estamos, pues, en condiciones de plantearnos el problema final: la población que tenía el continente a la llegada de Colón. De más está decir que la fecha de 1492 tiene sólo un valor convencional. Significa, en términos generales, el momento en que se produce el contacto entre el mundo americano y la civilización europea. Ya hemos visto que ese contacto se produjo por etapas y que en 1570 una gran parte del continente, apenas descubierta, seguía sometida a sus propias leyes demográficas.
Las apreciaciones de los contemporáneos y de los autores coloniales, que juegan muchas veces con los millones, están falseadas fundamentalmente en varios sentidos:
1º Cuando Fray Toribio de Benavente o Motolinia dice que en Méjico los padres franciscanos bautizaron, de
22 Cuando Hernán Cortés, en carta a Carlos V, describe una lucha contra más de 149.000 tlascaltecas "que cubrían toda la tierra" (el número tiene apariencias de precisión), trata sin duda de destacar el valor temerario de los 400 soldados que le acompañan y su maestría de capitán.(2)
3º Cuando el historiador mejicano Clavigero cree verosimil que hayan acudido seis millones de indios a las fiestas de inauguración del templo de la ciudad de Méjico en 1486 se deja llevar, sin duda, por la tendencia, bastante general, a engrandecer el pasado indígena. (3)
4º Cuando Fray Juan de Zumárraga, en 1531, dice que sólo en la ciudad de Méjico sacrificaban a los ídolos más de 20.000 víctimas al año, o Fray Juan de Torquemada dice que en todo el país inmolaban 72.244 víctimas por año, cifra que otros hacen ascender a 100.000, se hacen expresión del horror que produjo a los españoles esta manifestación del culto azteca y tratan, sin duda, de justificar la destrucción de los templos y la conquista misma.(4)
5º Finalmente, cuando el P. Las Casas afirma que los conquistadores de Méjico exterminaron más de cuatro millones de indios en los doce años que siguieron a la entrada de Cortés, no hace indudablemente una afirmación de tipo estadístico, sino que maneja las cifras con espíritu de hombre de partido, como defensor apasionado de la causa de los indios y detractor del poder civil y militar.(5)
Podrían agregarse otras causas de deformación, entre ellas la siguiente, anotada ya por Clavigero: el afán universal de agrandar las cosas nuevas que se describen. Al encontrarse con el Nuevo Mundo, el descubridor y el conquistador tuvieron una primera visión de deslumbramiento. Toda visión global, sobre todo del número de habitantes o de casas de una ciudad, el cómputo de una muchedumbre o de un ejército, se expresa siempre hiperbólicamente, como puede comprobarse con la experiencia cotidiana.
Esas cifras tienen sin duda un valor histórico, aunque no, desde luego, un valor estadístico. ¿Hay acaso cifras de otro género? Evidentemente sí. Cuando se aparta uno de las polémicas político-religiosa, debidas a veces a rivalidades entre órdenes, a conflictos entre el poder eclesiástico y el temporal o a rencillas y rivalidades entre los mismos capitanes y gobernadores, se encuentran abundantes elementos que se prestan para un cálculo aproximado: empadronamientos parciales, repartimientos de indios realizados al día siguiente de la conquista, ya veces también la magnitud de los ejércitos. Con ayuda de estos elementos, tomando en cuenta el desarrollo histórico y analizando los medios de vida de las poblaciones precolombinas y los restos de sus culturas, hemos elaborado el cuadro que damos a continuación:(6)
POBLACION DE AMERICA HACIA 1492
1. Norteamérica, al Nortedel Río Gra.nde ............... 1.000.000
11. Méjico, América Central y Antillas ....................... 5.600.000
Méjico ............................................................................ 4.500.000
Haití y Santo Domingo (
Cuba ................................................................................... 80.000
Puerto Rico ........................................................................ 50.000
Jamaica .............................................................................. 40.000
Antillas Menores y Bahamas ....... ~ .............................. 30.000
América Centra!.. ............................................................ 800.000
111. América del Sur ..................................................... 6.785.000
Colombia ......................................................................... 850.000
Venezuela ........................................................................ 350.000
Guayanas ........................................................................ 100.000
Ecuador ............................................................................ 500.000
(6) La población está calculada dentro de los límites actuales. Damos al final, en nuestro Apéndice V, todos los datos y.elementos bibliográficos que hemos podido reunir sobre esta época. Servirán para discutir el valor de nuestro cuadro y como
aportación para estudios especiales. .
Perú ................................................................................ 2.000.000
Bolivia ............................................................................... 800.000
Paraguay ......................................................................... 280.000
Argentina .......................................................................... 300.000
Uruguay··························: ........................ 5 .000
Brasil. ............................................................................ 1.000.000
Chile ................................................................................. 600.000
Población total de América en 1492 .................... 13.385.000
Esta cantidad de casi trece millones y medio de habitantes, con un margen de error que en conjunto no creemos mayor del20 por ciento. Está de acuerdo con el conocimiento del grado cultural que había alcanzado el continente en 1492.
La densidad de población depende, en efecto, no sólo del medio, sino también de la estructura económica y social. En el estudio de todos los pueblos se ha observado, como es natural, cierto paralelismo entre densidad de población y nivel cultural. Se da particularmente un gran centro de población allí donde cristaliza una gran formación política bajo formas agrícolas de existencia. Tal fué, en América, el caso de las civilizaciones azteca, maya, chibcha e incaica. En ellas alcanzó su apogeo la agricultura precolombina y se congregaron densos núcleos de población. El maíz (América se ha llamado la "civilización del maíz) era la base de la alimentación y se cosechaba en algunas partes dos veces al año. La zona agrícola abarcaba toda la región alta del Occidente americano, especialmente la meseta, desde Arizona hasta Chile. Pero ni siquiera el maíz era general; el cultivo se reducía, en gran parte de esa zona, a plantas tuberosas como la patata y la mandioca, a granos como la quinua ("el trigo de la puna"), a legumbres como los frijoles o las calabazas. La irrigación, el abono artificial y el empleo de instrumentos agrícolas, de madera o piedra, eran excepcionales. Las crónicas mejicanas han conservado el recuerdo de horribles períodos de hambre anteriores a la llegada de Cortés. (7)
Pero si las grandes culturas llegaron a la etapa agrícola, y en el Perú se llegó a domesticar la llama y la alpaca, la mayor parte del continente vivía de la caza, de la pesca y de la recolección. Los pueblos cazadores necesitan extensas praderas y no crean por sí solos grandes centros urbanos, que resultan de la convergencia de los resortes políticos, el comercio y la producción industrial. Se han analizado admirablemente los medios de vida de
Fuera de la zona agrícola, que se escalonaba en una estrecha franja a lo largo de los Andes (en la región atlántica sólo hubo islotes, seguramente puntos de expansión), el continente era en 1492 una inmensa selva o una estepa. Ya hemos visto que Kroeber, que aplica exclusivamente el criterio de la densidad de población de las áreas culturales, sin detenerse en los datos históricos, calcula para toda América una población de 8.400.000 habitantes. Por nuestra parte hemos llegado a casi trece millones y medio.
Según nuestros cálculos, desde 1492 hasta 1570 se ha producido una disminución de 2.557.850 indios, balance negativo del primer período de contacto del blanco y del indio en toda amplitud del continente. ¿A qué se debe que se haya hablado de la extinción de decenas de millones de indios? Sería pueril explicarlo simplemente por la fabricación deliberada de una leyenda negra. Por una parte se ha creído en una grandeza legendaria de América; por otra se ha generalizado a todo el continente el proceso de extinción cumplido en las Antillas y se han tomado los hechos aislados -en el proceso que hemos llamado periférico- como índice de una evolución general.
Analicemos, pues, con alguna detención, el proceso que condujo a la desaparición del indio antillano.
Dos cuestiones vamos a considerar:
1º ¿Cómo se explican los millones de indios atribuidos a esas islas cuando nosotros apenas encontramos un total de 300.000 indios?
2º ¿Cómo se explica la extinción vertiginosa del indio antillano? Veámoslo en
han puesto en contacto con un país exótico han exagerado considerablemente su población, en muchos casos hasta decuplicarla. Es lo que pasó con Groenlandia, con Tahití y las islas Sandwich, con Marruecos y el Africa Occidental. Es lo que pasó también con las Antillas. El navegante, propenso
. siempre a descubrir grandezas, calcula la población total por las gentes que sus barcos atraen a la costa o generaliza a todo el país la densidad de población del punto hospitalario donde desembarca. (10)
Sin embargo, la isla, fuera de las cordilleras casi inaccesibles, de las depresiones áridas y de los bosques espinosos, era de una fertilidad extraordinaria, "un verdadero Paraíso arahuaco", como dice Sven Loven en- su estudio de la agricultura de los taínos. (12) Los indios vivían fundamentalmente de los productos del suelo y cultivaban de manera intensiva la yuca o mandioca, la batata, el aje, el maíz, los frijoles o porotos, la yautía, el lerén, etcétera. Tenía, además, gran riqueza de árboles frutales, silvestres y de huerta. Pero el único instrumento agrícola era la coa, una especie de azada de madera: "unos palos tostados que usan por azada", según la definición del P. Las Casas. La base de la alimentación era el pan de yuca, el famoso cazabe antillano. La cultura taína, que dominaba en la isla, una rama de la cultura arahuaca del continente, se encontraba aún en la edad de piedra y no había alcanzado un grado avanzado de agregación social, la única base para la existencia de poblaciones densas. La isla estaba' dividida en una serie de cacicatos independientes (cinco al menos, "los cinco reinos" del P. Las Casas) y no presentaba más que pequeñas aldeas de bohíos y caneyes. (13) Una población de 100.000 habitantes nos parece lo máximo que podía haber sustentado la isla en 1494, cuando se inició el choque con el blanco, y es también lo máximo que permiten suponer los 60.000 habitantes con que contaba, según parece, en 1508 y los 30.000 de 1514. (14)
La fama de la isla, como expresión de la riqueza de las Indias, debió difundirse rápidamente por España. No fue ajeno a ello, sin duda, la necesidad de alentar la empresa colonizadora y de neutralizar los primeros fracasos. Rápidamente surgieron villas y ciudades: en 1502 había tres pueblos; en tres o cuatro años se fundaron quince, "con mucha gente de vezinos, tratantes e trabajadores de minas y granjerías"(15). Las ilusiones crearon una grandeza ficticia que pronto se desmoronó. Cuando se percibió el fracaso de la explotación minera, y el Dorado se desplazó hacia tierra firme, sobre todo hacia Méjico y el Perú, los colonos empezaron a emigrar. Sólo quedó el recuerdo de una grandeza; mejor dicho, de la ilusión de una grandeza.
Colón había creído luchar con 100.000 indios en
Con todo cómo se reduce esos 100.000 indios de
Siempre que se ha puesto en contacto una raza conquistadora con un pueblo aborigen, ese contacto, aunque haya sido pacífico, se ha producido a expensas del pueblo conquistado:" su población ha decrecido necesariamente, al menos en la primera etapa. Este hecho ha sido estudiado entre los pueblos coloniales de Africa y Asia, y sobre todo en las islas de Oceanía. El mismo proceso se ha registrado aun en la conquista de un pueblo de cultura superior:
Pero la extinción del indio antillano no tiene nada de misterioso ni de oculto.
Un siglo antes de la llegada de Colón los taínos de
Resumamos ahora brevemente los hechos externos de la extinción del indio haitiano. El primer contacto entre Colón y "los indios cobardes" fué pacífico. Pero al volver en su segundo viaje, con instrucción expresa de que tratara a los indios "muy bien y amorosamente", encontró las ruinas del pequeño fortín que había dejado, y muertos los 40 hombres de la guarnición. A principios de 1494, fundada
Las instrucciones de 1501 y de
Como los indios no alcanzaban para las necesidades de la colonia, se empezaron a traer indios caribes, los temidos antropófagos de las Lucayas y de Tierra Firme, que la legislación autorizaba a capturar y vender como esclavos, y aun indios pacíficos de las islas no colonizadas todavía. Pero las cantidades fueron sin duda reducidas (20). En 1509, al llegar Diego Colón con su nueva corte de favoritos, se hicieron otros repartos de los indios de
Fray Antonio de Montesinos dió carácter público a la protesta dominica. En 1511 predicó en una iglesia de Santo Domingo, con violenta elocuencia, contra los abusos de los colonos y contra la encomienda como atentado a la naturaleza libre del indio (22). Diego Colón le acusó ante los superiores de su Orden, que se solidarizaron con el predicador. Se desencadenó una violenta hostilidad entre dominicos y el poder temporal. Los franciscanos se pronunciaron contra la orden rival. Los dominicos llegaron a negar los sacramentos s los que tenían indios encomendados. La lucha se enconó. El provincial dominico de España reprendió a sus hermanos de
El repartimiento de los indios hecho por Rodrigo de Alburquerque en 1514 muestra el proceso de la extinción indígena en una fase aguda. El dinamismo demográfico de
El repartimiento Alburquerque, con su cohorte de favoritismos, injusticias y venalidades, desencadenó la lucha entre dominicos y el poder temporal. Las Casas había llegado a
La campaña de Las Casas, proseguida ante el rey y ante el cardenal Cisneros, determinó el envío, en 1516, de tres Padres Jerónimos para que pusieran paz en la isla. Las instrucciones que llevaban habían sido redactadas por el mismo Las Casas, con modificaciones del Cardenal y de su Consejo. Los Padres Jerónimos llegaron en diciembre de 1516; según algunos creían, para asegurar la libertad de los indios. Encontraron a los nativos "derramados por toda la isla e tan pocos en cada asiento, por estar todos divididos por las mismas e estancias de los castellanos, que no era posible ni convertirlos en buenos cristianos ni asegurar su procreación". Decidieron entonces reunirlos en pueblos de 400 ó 500, manteniendo las encomiendas. Las Casas, de nuevo inquieto, volvió a España con el propósito de mudar "el tiránico gobierno" de la encomienda por otra manera "razonable y humana" de regir los indios.
El poder temporal, que no podía renunciar al indio -la principal, casi la única riqueza- , puso todos sus esfuerzos en conservar y aumentar la población indígena. Entonces, para relevar al indio del trabajo exterminador de las minas, y ante las demandas insistentes de los colonos, apoyados por los Jerónimos y por Las Casas, se intensificó el comercio negrero, practicado ya intermitentemente desde 1511, pero suspendido por temores políticos (24). El negro, más fuerte, más resistente, con mayor capacidad de adaptación a las formas europeas de trabajo, desplazó al indio. Los colonos preferían un negro a cinco indios. Para el cultivo de la yuca un indio fuerte podía hacer 12 montones diarios; un negro podía hacer 140 (25). Hacia 1520 escribía Fernández de Oviedo (Historia, 1, 141): ''Ya hay tantos en esta isla, a causa destos ingenios de azúcar, que paresce esta tierra una efigie o imagen de la misma Ethiopía". En 1545 -cuenta Benzoni- muchos españoles de Tierra Firme estaban seguros de que los negros se iban a apoderar de la isla. En 1560, cuando apenas quedaban unos centenares de indios, había ya unos 20.000 negros. (26)
El negro agravó la situación del indio aun desde otro punto de vista: las epidemias. A las enfermedades introducidas por el blanco, para las que el indio carecía de inmunidad (epidemias exterminadoras de sarampión o de viruelas), vinieron a agregarse las enfermedades africanas. Se ha dicho que la caballería invisible de los microbios ha hecho en toda conquista más víctimas que las armas. El antropólogo alemán Waitz ha llegado a atribuir a las viruelas el exterminio de la mitad de la población indígena de América. En diciembre de 1518, cuando los indios de
Las viruelas, el sarampión, el romadizo y cualquier enfermedad infecciosa cobran especial virulencia cuando son el sello de la conquista de una población desnutrida. La gran mortalidad de las epidemias en
Los esfuerzos para salvar al indio fueron infructuosos. Irremediablemente, entró en franca extinción. Su vida espiritual (sentimientos, creencias, jerarquías) estaba aniquilada, su sistema de vida desintegrado, sus clases dirigentes destruidas. Tuvo la sensación de su impotencia, de su inferioridad, de su esterilidad. La anarquía se adueñó de su mundo moral y psíquico. Lo que pasaba a su alrededor era superior a su capacidad intelectual. De su familia poligámica, de su desnudez, de sus placeres primitivos, se le quería llevar a la monogamia rígida, al trabajo forzado, a vestirse, a un Dios único. Se sintió abandonado por sus "zemíes" protectores. Su "perversidad" llegó entonces hasta el punto de negarse "a los deberes de la reproducción" o Él usar hierbas para practicar el aborto. Para "sustraerse al trabajo" se suicidaba (con zumo de yuca brava, ahorcándose, despeñándose de las rocas o comiendo tierra), y lo hacían las familias enteras, grupos de 50 indios, y aún pueblos íntegros que "se convidaban a ello"; su crueldad llegaba hasta el punto de hacerlo "por pasatiempo" (27). Sin embargo, todavía fué capaz de una insurrección cruenta y larga: desde 1519 hasta 1533, Enriquillo, un indio educado por los franciscanos, con 4.000 indios según unos, con 50 según otros, dirigía la resistencia. Hubo que llevar 200 hombres de
El proceso de
En las Antillas Menores, pobladas por indios belicosos, los caribes o caníbales, el proceso fué más violento: la legislación permitió capturarlos, marcarlos a fuego en la frente, venderlos y hasta mandarlos a España. En último término, el mismo proceso de las Antillas españolas se cumplió luego en las francesas, inglesas, holandesas y danesas. ¿Era el indio antillano tan débil que su existencia constituía -como se ha dicho- "un milagro fisiológico"? Su historia prueba evidentemente que no. Además, la desaparición fué más lenta de lo que se cree. En Cuba quedaban indios casi en nuestros días, y también en Santo Domingo. Los últimos indios antillanos se diluyeron en la mezcla con el blanco y el negro.
¿Por qué se ha extinguido entonces en las Antillas mientras se conserva hasta nuestros días, con bastante vitalidad, el indio continental? Sin duda por su carácter de indio insular. El mismo proceso de extinción se ha cumplido como hemos visto- en grandes regiones del continente, desde el descubrimiento hasta nuestros días. En los Estados Unidos, en
Se explica así que mientras la población indígena del continente ha aumentado, al parecer, en sus cifras de conjunto, desde 1492 hasta la actualidad, en las islas del Mar Caribe no hayan quedado más que familias aisladas en las que el ojo experto puede reconocer, a través del mestizaje con el blanco y con el negro, un resto de la antigua población antillana.
El proceso antillano no se puede generalizare a toda América, sino a la que hemos llamado zona periférica. De todos modos, el primer contacto entre el blanco y el indio fué fatal para el indio en toda la amplitud del continente. Lo fué en las regiones donde el contacto se produjo en forma pacífica, pero aún más en >Méjico y el Perú, donde adquirió caracteres de gran violencia. La primera época fué sombría. La historia se detiene en los hechos que más impresionan: la persecución del indio con perros de caza, la venta de indios esclavos, marcados con hierro en la frente, ¿No se les llegó a negar el carácter
Los testimonios son coincidentes en toda la extensión de América, y a veces se apoyan en cifras para presentar más gráfica y elocuente mente la destrucción de las Indias. Fuera de los círculos afectos al P. Las Casas, un cronista de Su Majestad, Francisco López de Gómara, dice que en las guerras civiles entre Pizarras y Almagros murió un millón y medio de indios. nada se presta más para las cifras hiperbólicas que los cálculos de la mortalidad bélica. y, sin embargo, no hay que olvidar que las huestes españolas nunca pasaron de varios centenares de hombres, y muchas veces no llegaron al centenar. En 1580 el padre jesuíta Luis López, en lima, dice que la guerra de Vilcabamba, en que se apresó a Túpac maru, y la guerra contra los chiriguanos se han hecho "con injusticia y mucha costa de indios y españoles y muertes, y particularmente la de los chiriguanes", A lo cual contestaba el Virrey Toledo:
·"solos murieron cuatro en entrambas guerras, y de indios no entiendo que murieron veinte: los ocho u diez mataron los indios de guerra, y los demás se murieron de sus enfermedades" (31). Más verosímiles son las cifras de la 'mortandad producida por las epidemias: en la mayoría de las provincias de Méjico -dice Motolina- murió la mitad de la gente de las viruelas introducidas en 1520 por el negro de Narváez; según Torquemada murieron 800.000 indios en la epidemia de 1545 y dos millones en la de 1576. Pero son siempre sospechosas las cifras inspiradas en el terror.
Con todo, por más discutibles que sean los números, parece evidente que el contacto violento o pacífico, las epidemias, las guerras, la migración de pueblos a consecuencia de la conquista, el nuevo régimen de trabajo y de vida, y aun las arbitrariedades y abusos de autoridades y encomenderos, repercutieron desfavorablemente en el desarrollo de la población indígena en el siglo XVI. Pero ya hemos visto que ese contacto no fué simultáneo en todas partes, y hemos visto también, a través de cuatro siglos de historia indígena, que aun en las condiciones más desfavorables una población concentrada en núcleos densos, manteniendo casi intactas su cultura, su familia, su organización social, puede rehacerse después de la hecatombe inicial. George Kubler; que ha estudiado detenidamente el movimiento de la población mejicana en el siglo XVI, cree que ha habido un gran descenso de
CONCLUSIONES GENERALES
Hemos seguido hasta ahora un camino inverso al de toda investigación histórica: desde la actualidad nos hemos remontado paulatinamente hacia el pasado. Desandemos ahora el camino recorrido. El desarrollo de la población indígena y el proceso demográfico de América desde la llegada del blanco se expresa en las siguientes cifras:
AÑO INDIGENAS INCREMENTO TOTAL % INDIGENA
1492 13.385.000 13.385.000 100
1570 10.827.150 -2.557.850 11.229.650 96.41
1650 10.035.000 - 792.158 12.411.000 80.85
1825 8.634.301 -1.400.699 34.531.536 25.10
1940 16.211.670 +7.577.369 274,275.111 5.91
Dentro de su valor relativo e hipotético, estos números constituyen un índice de la historia de América. La población indígena, sometida a un proceso continua de extinción por el juego de diversos factores (epidemias de origen europeo, guerras de conquista, régimen de trabajo, sistema colonizador, alcoholismo, despojos y arbitrariedades, nuevas condiciones de vida, derrota material y moral, mestizaje), llega hasta nuestros días, acrecida en número, pero muy mermada en su integridad racial. Pueblos enteros, hasta una cultura floreciente como la chibcha, han desaparecido casi sin dejar rastros. En la mayor parte del continente no quedan hoy ni las huellas del indio. Pero las cifras muestran al mismo tiempo un proceso acelerado de reestructura étnica y cultural. Más que de una extinción del indio hay que hablar de una absorción del indio.
Hace cuarenta siglos que un conjunto de pueblos, portadores de la lengua y de la cultura, penetraron en Europa. Por todos los procedimientos, desde la conquista pacífica hasta el exterminio, se superpusieron a los pueblos primitivos del continente, creando lo que llamamos hoy civilización occidental. La historia moderna de América no es más que una fase de ese mismo proceso. En cuatro siglos de expansión indoeuropea, el continente americano se ha incorporado al mundo occidental. Aun los grandes núcleos de
¿Cabe esperar -como hoy tiende a afirmarse- un renacimiento de la cultura autóctona? Después de cuatro siglos de desintegración étnica, política, cultural y lingüística, parece evidente que no. Pero el indio no ha muerto. Si la cultura propiamente indígena quedó paralizada en su desarrollo desde el momento de la conquista, el indio se fue incorporando a la vida social y cultural de América, y su aportación fué fecunda desde la primera generación americana. Una figura del siglo XVI puede simbolizar esa fusión del alma americana con la cultura europea: el Inca Garcilaso de
Parece que el porvenir está decidido, y que el pasado americano podrá, cuanto más, sobrevivir como matiz, como estilo, en la gran obra colectiva y universal de nuestra cultura. .
(1) Historia de los indios de Nueva España, por Fr. Toribio de Benavente o Motolina, edic. de Méjico, 1941, pág. 118: "Yo creo que después que la tierra se ganó, que fué el año de 1521, hasta el tiempo que esto escribo, que es en el año de 1536, más de cuatro millones de ánimas se bautizaron". En la pág. 121 hace el cálculo: De los sesenta sacerdotes franciscanos que hay, veinte todavía no habían bautizado, y de los cuarenta restantes calcula que cada uno ha bautizado cien mil o más, "porque algunos de ellos hay que han bautizado cerca de trecientos mil, otros hay de doscientos mil y a ciento cincuenta mil, y algunos que mucho menos, de manera que con los que bautizaron los difuntos y los que se volvieron a España, serán hoy día bautizados cerca de cinco millones· Y luego hace el recuento por pueblos y provincias de la manera siguiente: "A méxico y a sus pueblos, ya Xochimilco con los pueblos de la laguna dulce, y a T1almánaco y Chalco, Cuauhuáhuac con Ecapitztlán, y a Cuauhquechollan y Chietla, más de un millón. A Tezcoco, Otompay Tepepolco, Tollantzinco, Cuautitlán, Tallan, Xilotepec con sus provincias y pueblos, más de otro millón. A tlaxcallan,
En 1609 el capitán PEDRO FERNANDEZ DE OlJ.IROS, en un Memorial dirigido a S.M. (Colección de documentos inéditos de L. Torres de Mendoza, Madrid, V, 507511), dice lo siguiente: "Se tiene por cierto que cuando se descubrieron las Indias del Occidente había en ellas 30 millones de sus naturales ... ; no se deben tenerpor mucho los 30 millones de naturales que digo, pues yo mismo he escrito en un convento de San Francisco que está en un lugar que se llama Suchimilco, cinco leguas más acá de la ciudad de Méjico, que solos los frailes de su orden bautizaron 16 millones dellos, y éstos, juntados con los que bautizaron todos los otros sacerdotes y con los que no se bautizaron y con más 14 millones que se dice había en las islas Española, Cuba, . Jamaica, P.Rico y otras, parece que serían 60 y más millones" (págs. 507-508). Casi los mismos términos se expresa Fr. BUENAVENTURA SALINAS, Memorial de las historias del Nuevo Mundo, Lima, 1631, pág. 291 ... : ':Se dize en las historias de México que solos los frailes de S. Francisco baptizaron en aquellos reinos más de diez y ocho millones; y éstos sin los que baptizaron los otros sacerdotes y otros que no se baptizaron".
DIEZ DE
(2) HERNAN CORTES, Cartas de relación de la conquista de Méjico, Madrid, 1922, pág. 49: "así nos llevaron peleando hasta nos meter entre más de cien mil hombres de pelea, que por todas partes nos tenían cercados ... ; otro día, en amaneciendo, dan sobre nuestro real más de ciento y cuarenta y nueve mil hombres, que cubrían toda la tierra". Cortés estuvo peleando una hora con los indios de Yucatán, "Y era tanta la multitud de indios -dice- que ni los que estaban peleando con la gente de pie de los españoles veían a los de caballo ni sabían a qué parte andaban, ni los mismos de a caballo, entrando y saliendo en los indios, se veían unos a otros"; 'y preguntó el capitán de dichos indios ... que qué gente era la que en la batalla se habían hallado, y respondiéronle que de ocho provincias se habían juntado los que allí habían venido, y que, según la cuenta y copia dellos tenían, serían por todos cuarenta mil hombres". Pág. 61:100.000 tlascaltecas "muy bien aderezados de guerra" le custodian hasta dos leguas de Cholula. Pág. 63: 50.000 soldados de Moctezuma, etc.
Más moderado en general, aunque juega a veces con las cifras, es BERNAL DIAZ DEL CASTILLO, Historia verdadera de la conquista de
Tiene más valor estadístico, como observa CLAVIGERO, Storia antica, IV, 281, 287, el recuento de los ejércitos aliados del conquistador (el conquistador ojeda contó 150.000 indios aliados de Cortés, de Tlascala, Cholula, Tepeyacac y Huexotzinco, que se dirigen a cercar la ciudad de méjico; Cortes afirma que más de 100.000 indios le acompañaban en la guerra contra Ouauhquechollan y más de 200.000 en el asedio de Méjico). Clavigero calcula así (11I,2020) que el ejército sitiador de Cortés llegó a sumar 240.000 hombres (sólo el rey de Tezcuco le envió 50.000). Agrega (1V,281) que durante el sitio murieron 150.000 nombres en la ciudad.
(3) CLA VIGERO, Storia, IV, 185, nota. Clavigero escribe hacia 1780 y dedica
La tendencia a engrandecer e idealizar el pasado indígena en forma más exagerada en otro historiador mejicano, descendiente de los reyes de tezcuco: FERNANDO DE AL VA IXTLlLXOCHITL, Obras históricas, publicadas y anotadas por ALFREDO CHAVERO, Méjico, 1891: Págs. 57-58: según la historia de los toltecas (del período precolombino), en la guerra que sostuvieron contra los reyes rivales, murieron por ambas partes 5.600.000 personas, y era talla población del reino tolteca 'que hasta los muy altos montes estaban cubiertos de casa y sementeras, pues no había palmo de tierra que estuviese baldío"; págs. 82-83: en el año 1012 de nuestra era, Xólotl conducía 3.002.200 chimecas, hombres y mujeres, al valle de Méjico (el rey contó exactamente el número de invasores, dando una piedra a cada uno antes de la partida; en la pág. 286 dice 1.600.000 hombres); en la págs. 169-170 habla de muchos millones "de la gente común" de la nación Aculhua, y que había el doble de gente que cuando vino Cortés, que el más pequeño pueblo "que hoy ya no tiene ninguna persona", pasaba de 30.000 vecinos. Véanse además págs. 304 (500.000 hombres contra 200.000),316, etc .
La misma tendencia a engrandecer e idealizar el pasado indígena se encuentra también en Las Casas y su escuela. También, desde luego, en ellnca Garcilaso: más . de 300.000 indios presencian en el Cuzco la ejecución de Flupac Amaru en 1572
(Segunda parte de los Comentarios Reales, libro VIII, cap. XIX), cifra que queda reducida a 15.000 en ROBERTO LEVILLlER, Don Francisco de Toledo, 1, Buenos Aires, 1935, pág. 348, el cual se basa en otras fuentes. Y cuando FUENTES y GUZMAN (véase en nuestro Apéndice V, Centroamérica) cree que los reyes de Ouiché tenían, al llegar a Alvarado, 1.400.000 hombres en estado de tomar las armas, exalta a la vez el pasado indígena y el valor de los conquistadores.
(4) Fr. JUANDEZUMARRAGA, obispo de Méjico, en carta del 12 de junio de 1531 dirigida al Capítulo general de su Orden reunido en Tolosa (cit. por CLAVIGERO, Storia,libro VI, §19). TORQUEMADA, Monarquía indiana, libro VII, cap. XXI, dice que según Fr. Juan de Zumárraga sacrificaban 20.000 niños por año, pero Clavigero dice que la cita es inexacta No hemos podido encontrar en Torquemada la cifra de 72.244 víctimas (construída sobre el sistema vigesimal azteca) que le atribuye FRIEDERICI, Der Charakter der Entdeckung und Eroberung, " 255. Torquemada, libro Vii, cap. XVII, dice que los mejicanos llevan la palma "en el horrendo modo y cruel acto de sacrificar hombres, de los cuales, si se pudiera dar cuenta cierta de los que desde su principio fueron hasta que poi la misericordia de Dios cesaron, tengo para mí que se pudiera poblar otro Nuevo Mundo, tan poderoso y cuajado de moradores como lo era éste cuando entraron en él los españoles".
Las cifras de los diversos autores varían mucho. FRIEDERICI, op. cit., 1,255-256, recoge algunas: 1.000,2.000,2.300,3.000,5.000 Y hasta 8.000 en un día, 20.000 por año, 80.400 con motivo de la consagración del gran templo de la ciudad de Méjico; Cortés admitía
Fr. DIEGO DURAN, Historia de las Indias de Nueva España y islas de tierra firme,
ed. de México,
MOTOLlNIA, op. cit., se ocupa detalladamente de los sacrificios sangrientos, pero no da cifras globales (en la pág. 67 describe la fiesta del año en Tlascallan, en la que sacrificaban 800 hombres en la ciudad y provincia, etc.). FRANCISCO ANTONIO DE LORENZANA, Historia de Nueva España, 181, nota, dice que en Cholula se sacrifica-
ban 6.000 niños por año.
CLA VIGERO,
Zumárraga sólo en la capital se sacrificaban anualmente 20.000 víctimas humanas; Gómara afirma que el número de sacrificados llegaba a 50.000; según Acosta había días, en diversos lugares del Imperio, en que se sacrificaban 5.000, y en alguno hasta 20.000; otros creen que sólo en el monte Tepeyacac o sólo a la capital, esa cifra le parece inverosímil. El número de sacrificados -dice- no era fijo, y estaba en relación con el número de prisioneros de guerra, las necesidades del Estado y la calidad de las fiestas (por ejemplo, en la consagración del templo mayor de la ciudad de Méjico la crueldad de los mejicanos sobrepasó todo lo verosímil). A los prisioneros de guerra hay que agregar los esclavos comprados expresamente y los delincuentes. Los sacrificios aumentaban en los años divinos y en los años seculares.
GEORGES MONTANDON, en
(5) Véase pág. 13, nota 1. El P. Nuix, Reflexiones imparciales, págs 13-14, para ilustrar las exageraciones del P. Las Casas extracta de su Destruición el siguiente resumen de los indios muertos por los conquistadores:
En Santo Domingo ... 3 millones y más
En San Juan, Jamaica, Cuba, Lucayas y otras islas ... 3 millones En Nicaragua ... 1 millón y más en sólo 14 años
En Méjico ... 4 millones y más en sólo 12 años
En Honduras .. 2 millones y más en menos de 20 años
En Guatemala ... 5 millones y más
En Costa de Paria ... 2 millones y más En el Perú .. .4 millones y más
Total ... 24 millones y más, sin contar los muchos millares exterminados en Quito, en el reino de Granada, en Popayán, Xalisco, costa de Santa Marta, etc., y los muertos después de esos 14 años en Nicaragua, de los 20 en Honduras y los 12 en Méjico.
Véase también ROMULO D. CARBIA, Historia de la leyenda negra hispanoamericana, Buenos Aires, 1943. El P. Las Casas tenía una personalidad extraordinaria de escritor y de obseNador. Las cifras tienen para él un valor polémico y las maneja como arma. Desglosadas fríamente y convertidas en dato estadístico" carecen en absoluto de valor.
Del mismo modo, Alonso de Zorita, enemigo de los tributos y de utilizar a los indios en los trabajos públicos, que eran para él una de las peores plagas de
"la albarada de Méjico", en cuatro meses o poco menos (Colecc. de doc. inéd. de Torres de Mendoza, 11, 115). FERNANDO DE AL VA IXTLlLX'OCHITL, Horribles crueldades de los conquistadores de México, México, 1829, pág. 19, dice que tardaron en hacer la zanja "50 días, más de cuatro mil cada día" (el editor corrige en el texto 40.000, considerando 400.000 como "yerro de pluma", en vista, sin duda, de la cantidad que trabajaba diariamente y de que en las págs. 13 y 16 habla de 60.000 hombres de Ixtlilxóchitl).
(7) TORQUEMADA, en su Monarquía Indiana, y CLA VIGERO en su Storia antica del Messico, describen un perídodo terrible de hambre en el reinado de Moctezumal, hacia el año 1453. El hambre duró tres años, y los mejicanos se alimentaban de raíces, hierbas, insectos y peces. El emperador permitió a sus súbditos emigrar para preservar la vida, y hombres y mujeres se vendían como esclavos para poderse mantener (CLA VIGERO, libro IV, 612; México a través de los siglos, 1, 558-559). Véase también CLAVIGERO, libro V, §7, sobre un período de hambre en las provincias del Imperio en 1504 por las guerras con los tlascaltecas y por la sequía. Además, RICARDO MOL/NA SOL/S, Las hambres de Yucatán, Mérida, 1935 (citado por Mendizábal, obra cit., 329) y CARLOS BOSCH GARCIA, La esclavitud prehispánica entre los aztecas, Méjico,1944. Sobre epidemias prehispánicas trae abundante bibliografía KUBLER, obra cit., pág. 631.
No faltaban en América guerras de conquista y de exterminio, venta de esclavos, sacrfficios sangrientos, antropofagia, división en clases y en castas, arbitrariedades e injusticias, epidemias y años de hambre y de sequía. Cuando Cortés llegó a Yucatán encontró gran cantidad de ciudades en guerra entre sí, diezmadas las poblaciones por las luchas, el hambre y la peste (Historia de América, dirigida por RICARDO LEVENE, edic. Jackson, 1,269).
No es simple azar que al llegar a los umbrales de los dos grandes imperios americanos el conquistador español se haya encontrado con la disensión y la guerra: aztecas y tlascaltecas, Huáscar y Atahualpa. Conocemos bastante las imperfecciones del régimen político y social europeo, lo cual no autoriza a idealizar el régimen precolombino. Las utopías sobre una edad de oro americana son expresión del espíritu utopista de la civilización occidental y tiene su fuente común en el sueño humano y universal en un pasado mejor.
(8) KARL SAPPER, Die Zahl und die Volksdichte der indianischen Bevolkerung in Amerika, en Proceedings of the twentyfirst international Congress of Americanists,
(9) Ensayo, 1, 147.
(10) Véase GASTaN BOUTHOUL, Lapopulation dans le monde, París, 1935, pág. 75; HUMBOLOT, Ensayo político de
(11) Véase a este respecto el interesantísimo trabajo de RAMON IGLESIA PARGA, El hombre Colón, en Revista de Occidente, Madrid, Febrero de 1930, 156-192.
(12) S VEN LOVEN, Über die Wurzeln der tainischen Kultur, GotefTIburgo, 1924, págs. 326 y sigs. (2~ edición, r'evisada'y al día, en inglés: Origins ofthe Tainan Culture, West Indies, Gotemburgo, 1935, cap. VI, pág. 350 Y sigs.).
(13) Colón -nada parco en sus cálculos- alcanzó cuanto más a ver (cerca de Puerto de Paz, en la costa norte de la actual República de Haftí) una población de 1000 casa y 3000 habftantes (cft. por S VEN LO VEN, op. cft., pág. 336 de la versión inglesa).
Sven Lovén habla también de la abundancia de peces en los ríos y costas, y de roedores y aves. Pero dice que no practicaban la gran caza y que su alimentación procedía fundamentalmente del suelo.
(14) Véase nuestro Apéndice V la población de
(15) Memorial de Hernando de Gorjón acerca de la despoblación de
(16) Véanse GEORG GERLAND, Das Aussterben der Naturv61ker, Leipzig, 1868; RENE MAUNIER, Les causes de la dépopulation des indigimes dans les colonies, en Actas del Congreso Internacional de Estudios sobre
(17) FERNANDO ORTlZ, Historia de
(18) En un Memorial del 30 de enero de 1494 Colón anunciaba a los Reyes Católicos el envió de hombres, mujeres, niños y niñas para que fueran puestos en poder de personas que les enseñanla lengua castellana y los ejercitaran en cosas de servicio, poniendo en ellos "algún más cuidado que en otros esclavos", para que dejaran de comer carne humana y se bautizaran. Colón pedía que se autorizara el comercio de caníbales, al menos durante un año o dos años, hasta que la colonización se arraigara. El 24 de febrero de 1495 envió a España, desde
Por esta excepción se explica que haya noticias de venta de indios en España por aquella época, aun de indios de
Resumimos estas noticias del estudio de SIL VIO ZA VALA, Los trabajadores antillanos del siglo XVI, en
(19) Incorporando a
También se enviaron a las islas muchos indios esclavos de Pánuco en la época de Nuño de Guzmán, hasta que lo prohibió la segunda Audiencia de México, en 1530. (Ibíd., 50).
(21) Véase SERRANO y SANZ, op. cit., Y SIL VIO A. ZAVALA, La encomienda indiana, Madrid, 1935, págs. 1-39.
(22) Damos a continuación un fragmento del sermón que hizo temblar al almirante Diego Colón y a los funcionarios y encomenderos de
. en sus tierras, mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿ Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir oro cada día? ¿ Y qué cuidado tenéis de quién los doctrine y conozca a su Dios y Criador, sean baptizados, oigan misa, guarden lasfiestas y domingos? ¿Estos no son hombres?, ¿no tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amalfos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estais en tanta profundidad de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto que en el estado que estáis no os podéis más salvar que los moros o turcos, que carecen y no quieren la fe de Cristo' (El texto del sermón lo ha reconstruí do el P. Las Casas en su Historia de las Indias, libro 11I, cap. IV; con algunas variantes figura en las Obras de Manuel José Quintana, ed. Rivadeneyra, tomo XIX, págs. 504-505). El P. Las Casas describe la honda repercusión de las palabras del P. Montesinos.
(23) El texto, descubierto recientemente, ha sido publicado por varios autores:
ROLAND D. HUSSEY, Text of the Laws of Burgos: 1512-1513, conceming the treatement of the Indians, en la hispanic American Historical Review, 1932; LESLEY BIRD SIMPSON, Studies of the administration of the Indians in New Spain, Berkeley, 1934, Ibero-Americana, n 7; RAFAEL AL TAMIRA,EI texto de las Leyes de Burgos de 1512, en
Para estos comienzos de la legislación indiana y para la época posterior véanse además los siguientes trabajos: OIEGO LUIS MOLlNARI, Las encomiendas y la esclavitud en Indias, 1501-1516, Introducción a la reproducción en facsímil de las Leyes y ordenanzas nuevamente hechas, Instituto de Investigaciones Históricas, Biblioteca Argentina de Libros Raros Americanos, tomo 1/, Buenos Aires, 1923; Id., Introducción a la edición de las Confirmaciones Reales (Ibíd., tomo f); ROMULO CARBIA, Los orígenes de Chascomús, 1752-1825. Con una introducción sobre el problema del indígena en América durante los siglos XVI a XV/II,
(24) Negros penetraron en América desde las primeras expediciones, como esclavos de los navegantes. Pero el tráfico es más tardío. Un Real Decreto de 1502 permitió introducir negros esclavos en Santo Domingo, pero los Reyes Católicos prohibieron la introducción en 1503, para evitar la propagación de la idolatría. los primeros negros no llegaron hasta 1508. Las reales cédulas del 22 de enero y 15 de febrero de 1510, de Fernando el Católico, inauguran la trata. Una cédula del22 de julio de 1513, impone la licencia. En 1516 el Cardenal Cisneros dió permiso para llevar negros esclavos a las Indias. En 1517, muerto el Cardenal, Carlos V dió otras licencias, y después de algunos trá,nrtes concedió al gobernador de Brescia una licencia por
4.000 esclavos, el cual la vendió a los genoveses.En 1518 concedió también unas licencias menores (400, 50, 10,20). En 1523 se concedió permiso para llevar a 1.500 negros a
El tráfico existía, pues, antes de la intervención del P. Las Casas. Los Jerónimos, el 22 de junio de 1517, aconsejaron al Cardenal Cisneros la introducción de "negros bozalezn en las Antillas. Abundan en esa época los clamores sobre la falta de indios y su capacidad para el trabajo, y las demandas a favor de la introducción de negros. De esos clamores se hace eco el P. Las Casas: 'Y porque algunos de los españoles desta isla dijeron al clérigo Casas, viendo lo que pretendía y que los religiosos de Santo Domingo no querían absolver una docena de negros esclavos, abrirían mano de los indios; acordándose desto el clérigo, dijo en sus memoriales que le hiciese merced a los españa/es vecinos dellas de dar/es licencia para traer de España una docena, más o menos, de esclavos negros, porque con ellos se sustentarían en la tierra y dejarían libres los indiosn Este aviso de que se diese licencia para traer negros a estas tierras
.' odió el primero el clérigo Casas, no advirtiendo la injusticia con que los portugueses los toman y hacen esclavos; el cual, después de que cayó en ello, no lo diera por cuanto había en el mundo, porque siempre los tuvo por injusta y tiránicamente hechos esclavos, porque la misma razón es dellos que de los indios n (LAS CASAS, Historia de las Indias, libro 1J1, cap. CII).
(25) CARLOS PEREYRA, Historia de
(26) El licenciado Echagoyan escribe a Su Majestad en 1561 que en
de 1938, 214). .
(27) J. WISSE, Selbestmord und Todesfurcht bei den naturv6lkern, Zutphen, 1933, págs. 207-220(el suicidio en las Antillas). El supuesto suicidio comiendo tierra podría ser un síntoma de anquilostomiasis, enfermedad introducida por los negros, o bien una manifestación de geofagia, bastante frecuente entre los indios de América (véase Tierra firme, /1, 1936,259-266).
Dice Fernández de Oviedo: "Muchos dellos, por su passatiempo, se mataron con ponr;oña para no trabajar, y otros se ahorcaron con sus manos propias, ya otros se les recrescieron tales dolencias ... que en breve tiempo los indios se acabaron" (Historia,
Parte 1, libro 11I, cap. VI, pág. 71). .
El suicidio colectivo, que se practica entre numeroso pueblos, pudo tener valor de una venganza de orden mágico contra el conquistador.
(28) Dicen expresamente: "Es nuestra voluntad y mandamos que los indios que al presente son vivos en las islas de San Juan y Cuba y
Yen cuanto a los indios de toda América las Nuevas Leyes disponen: "Ordenamos
... y mandamos que de aquí adelante por ninguna causa de guerra ni por otra alguna, aunque sea a título de rebelión, ni por rescate ni de otra manera, que no se pueda hazer esclavo indio alguno, y queremos que sean tratados como vasallos nuestros de
Ya se sabe que estas Leyes produjeron la revuelta de Gonzalo Pizarra y la guerra civil en el Perú. En
(29) DU TERRE, op. cit., //,363, dice (2~ ed.) que por informes de M. de I'Olive, sieur de
(30) FRA Y TORIBIO DE BENA VENTE, Historia de los indios de
(31) Véase PIETSCHMANN, Geschichte des Inkareiches, Berlín, 1906, pág. LXXI, nota 3.
32) GEORGE KUBLER, Population movements in mexico 1520-1600, en The Hispanic American Historical Review, noviembre de 1942, págs. 606-643.
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