29 de abril de 2009

NI FIDEL NI BATISTA


En la convulsionada historia hispanoamericana sobran ejemplos de planes y/o ideologías (provenientes de potencias extranjeras) tendientes a debilitar a estos países, sabotear su desarrollo y diluir su identidad con el objetivo de someterlos. Para ello se han erigido sistemas, con sus correspondientes agentes, mercenarios, oportunistas y lacayos, para extraviar a los pueblos de dichos países, para que no se conozcan a sí mismos, se desangren en luchas internas o encumbrando a cipayos en los gobiernos. y una vez doblegados, desnacionalizarlos, cumpliendo de esta manera su cometido. Los métodos son tan diversos como complejos, como por ejemplo: falsificación histórica (muy usual en nuestro País), persecución religiosa, terrorismo, etc.

Define con precisión el Profesor Jordán Bruno Genta: “La verdad es lo que es: las esencias y su orden natural es lo primero que existe en la realidad. La ideología desconoce a las esencias y sus jerarquías naturales; es un esquema mental prefabricado y abstracto que se elabora en base a lo accidental, a la condición tomada como causa o a un elemento subalterno de la esencia. Así por ejemplo, la falsa explicación ideológica reduce al hombre a los límites de la zoología o lo rebaja a la moral utilitaria del éxito.”

En el caso paradigmático que nos ocupa, el Coronel Fulgencio Batista gana las elecciones del 14 de julio de 1940, asumiendo el 10 de octubre de ese año. En el marco del contexto de la segunda guerra mundial, Cuba colaboró con los aliados con azúcar (su principal producto) además de la solidaridad política y moral del pueblo y la participación voluntaria de cubanos en las filas aliadas reclutados por el “Comité Nacional Antifascista”: miles de ellos se enrolaron en el bando “anti-fascista” organizado y dirigido por la URSS.

Apreciamos así, que los gobiernos de Cuba, tanto de Batista como de Fidel Castro, SIEMPRE se encolumnaron detrás de los vencedores de la segunda guerra mundial, primero fueron aliados simultáneos de la URSS y EEUU, y luego, sólo de la URSS. El período de gobierno de Batista culminó en 1944, pero el 10 de marzo de 1952 mediante un golpe de Estado, retorna al poder, hasta que es derrocado en 1959 por el “Movimiento 26 de Julio”, guerrilla revolucionaria comandada por Fidel Castro. Los gobiernos de Cuba, han oscilado siempre entre dictaduras y gobiernos “democráticos”, donde el único factor de legitimación fue el sometimiento a los intereses de EE.UU. (hasta Batista) y de la URSS después de 1959. Cuba en toda su historia se vió, y se ve, arrastrada por intereses de otros países que solamente la utilizan como una pieza mas de su ajedrez geopolítico. Cuando se independiza de España, Estados Unidos (luego del controvertido episodio del acorazado “Maine”) interviene decididamente en la guerra en contra de España (EE.UU. en esos años lograría apoderarse de los últimos vestigios del otrora Imperio español: Cuba, Puerto Rico y Filipinas); Cuba transita entonces su primer “cambio de dueño”: España por Estados Unidos, luego se apreciaría que la influencia norteamericana realmente era peor y mas gravosa para la isla que antes. El segundo “cambio de dueño” fue: Estados Unidos por la URSS, entablándose con ésta potencia lazos estrechos al punto de convertirse Cuba, la “llave de las Antillas”, en una apetecible base militar soviética, llegándose a instalar una rampa de misiles que en minutos podía alcanzar cualquier punto del territorio norteamericano (¿cuánto tardará Gran Bretaña para hacer eso en nuestras Islas Malvinas?) lo que provocó la llamada “crisis de los misiles”(1962), finalizada por las negociaciones directas entre el Presidente John F. Kennedy y el Jefe de Gobierno de la URSS Nikita Krushchev. Anteriormente, se había producido en 1961 el desembarco en Playa Girón, en la Bahía de Cochinos una invasión desde EE.UU. con mercenarios cubanos y americanos, que fracasó. En ese difícil contexto político se expulsa al país caribeño de la OEA y se dispuso el famoso bloqueo comercial y financiero a la isla. Dicha medida, supuestamente orquestada para “perjudicar” al flamante gobierno revolucionario de La Habana, sólo “sirvió en bandeja” a Fidel Castro el argumento político y económico central de todo su largo gobierno; al “bloqueo imperialista” se le atribuyeron y atribuyen todos los males que padece Cuba. Ahí es justamente donde se halla la contradicción intrínseca del discurso y de la conducta del gobierno cubano, ¿cómo es que EE.UU. es el enemigo por haber impuesto el bloqueo, pero a la vez, pugnan por la flexibilización de las medidas económicas y financieras que aquejan a la isla? Vale decir en un hipotético caso que el país del norte levanta el embargo, ¿qué sucederá entonces? ¿EE.UU. dejará de ser enemigo? ¿cómo podrá sostener el gobierno de La Habana (si sigue siendo el mismo que ahora) un acercamiento con Tio Sam y con Chávez? En éste último caso se asemejaría al primer gobierno de Fulgencio Batista, que durante la segunda guerra mundial fue aliado en forma simultánea a EE.UU. y la URSS (ahora su lugar lo ocupan los países socialistas).

Quedó demostrado que a cuba no le fue útil estar sometida bajo un régimen colonial oprobioso como en la época de Batista donde los beneficios de una elite de políticos cipayos ligados a los negocios de la “United Fruit Company” marcaban el ritmo de la política cubana; como tampoco fue provechoso para la isla ser un satélite de la URSS y, ahora, una suerte de “museo ideológico” y punto de referencia y peregrinaje político de otros países Hispanoamericanos, cuyos gobernantes están aún convencidos de querer imitar y aplicar sistemas fracasados o sólo para mera utilización de lo que ellos consideran un “ejemplo”. Al caer la URSS, Cuba entró en el denominado “período especial”, lo que significó ese acontecimiento lo describe Raúl Castro: “...vino el gran golpe de la disolución del campo socialista, muy especialmente de la Unión Soviética, con el que teníamos el 85% del intercambio comercial. El Producto Bruto Interno, que es el valor de toda la producción de un país, cayó un 33%. Colapsó el transporte y comenzó a colapsar todo....”, la relevancia que tenía para Cuba ese país la describe el Presidente Castro así: “...el bloqueo ya estaba andando pero existía la Unión Soviética bajo la dirección del Partido Comunista soviético y de Krushchev que tuvieron una actitud muy positiva y desempeñaron un papel muy importante para que la Revolución pudiera subsistir y resistir..”.(Entrevista a Raúl Castro, revista “América XXI” nº 46 – Febrero 2009) Nos podríamos preguntar ¿qué clase de revolución es esa que necesita ser satélite y/o colonia de un Estado extranjero? La respuesta es sencilla, SIEMPRE las revoluciones de sesgo socialista tuvieron por objetivo convertir al triste país que la padece, en una deplorable, vetusta y decadente colonia, encumbrando un régimen de matones y ladrones que multiplican las miserias de sus naciones; así sucedió con todos los países que estuvieron bajo la férula soviética. Baste señalar la experiencia en España, bajo el auspicio soviético, de la “Segunda Républica Española” (14/04/1931—1/04/1939), durante su vigencia se gastaron 704 toneladas de oro (de las 707 que se encontraban en el Banco de España, ubicando a ese país en el cuarto mas rico del mundo detrás de la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco de Francia y el Banco de Inglaterra) para comprar a su principal aliado, URSS, armamento y vituallas para hacer frente a la guerra civil, que encima perdieron. La posición geopolítica que posee Cuba, provoca efectos políticos que influyen necesariamente en la definición de su diplomacia e intereses nacionales, naturalmente se verá siempre arrastrada por los intereses en pugna en el Caribe; la cercanía con EE.UU. y con el petróleo del Golfo de México al noroeste de la isla, son cuestiones que pueden presentar una seria amenaza para su territorio o una oportunidad que deberá manejar con cuidado extremo. Cierto es que el gobierno de los hermanos Castro está desgastado y tambalea (hubiera caído si no fuera por la inestimable ayuda del Presidente de Venezuela Hugo Chávez) y en Washington se hacen prácticamente insostenibles las medidas financieras y económicas contra la isla, al punto que la misma Secretaria de Estado Hillary Clinton, definió esas políticas como un fracaso.

El único dilema REAL que enfrentan TODOS los países Hispanoamericanos, es SER O NO SER, son totalmente falsos las disyuntivas: “marxista o capitalista”, “socialista o liberal” con sus consiguientes matices y enjuagues que pueda ofrecer cada uno; meras operaciones diversionistas, que en una guerra se utilizan para distraer al enemigo de su objetivo para atacarlo luego de la dispersión lograda. Por lo tanto para dichos países la cuestión radica solamente en SER NACIONAL: Dios, Cultura y Tradición.

Luis Francisco Asis Damasco

Red Patriótica La Rioja

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