LA RIOJA CASTELLANA, HIDALGA, ETERNA
Pudo en tus campos volcar la lozanía
de las campiñas verdes, bondadoso, el Señor.
Tu tristeza y sosiego tornar algarabía
Y el roquedal ingrato de la montaña, en flor.
Pudo el Señor colmarte de dones, Rioja mía,
Como a los elegidos sólo te dio dolor.
Por eso eres tan fuerte, romántica y bravía;
Por eso está en tu sangre su inextinguible amor!...”
JOSE MARTINIANO PAREDES, “Canto a La Rioja”
El 20 de mayo de 1591 nuestra tierra renace a luz de los fastos del nuevo mundo y se consagra a Dios Nuestro Señor, Uno y Trino, encomendándose a “todos los Santos”.
Don Juan Ramírez de Velasco nació en San Millán de la Cogolla, provincia de Rioja (Castilla) en 1539. Fiel servidor de Dios y su Monarca, ejemplo esclarecedor de las virtudes castellanas: Coraje, Fe, Hidalguía y Generosidad, caracteres del alma española.
El historiador Ramón J. Cárcano esboza la semblanza del español: “Robusto y sano de cuerpo, 
decidida y firme su voluntad, justo y severo su espíritu, enérgico e inquebrantable su carácter, generosa y levantada su alma, era un hombre hecho para resistir las duras fatigas y fomentar y dirigir con prudencia y acierto los destinos de la naciente colonia, extenuada por la miseria y la anarquía. La moderación de su índole le hacían adecuado para clamar las pasiones, y la severidad de su juicio para encaminar con seguridad el orden de las cosas y regularizar la marcha del gobierno.”
Forjó la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja, adoctrinando y haciendo bautizar a los naturales, prodigándoles un trato justo y humano, castigando a quienes los maltrataban impunemente (por ejemplo los casos de García de la Jara y Antonio de Heredia condenados a muerte por ello).
Gran administrador que ha hecho de estos lares, de naranjos y acequias, guanacos y telares, una tierra promisoria, repleta de encanto y gracia, en donde reposaba la luz protectora del Espíritu Santo y el mensaje Evangélico.
Los gobernados por nuestro Fundador y Estadista, Don Juan Ramírez de Velasco, decían de él en 1586: “gobierna con vida honesta vedando lo contrario, desarraigando los vicios y ordenando buenas costumbres en bien propio y utilidad de los vecinos”; y en 1588: “estamos todos pacíficos y seguros en nuestras casas y somos señores de nosotros.... nos gobierna con mucha paz y justicia con mucha rectitud y cuidado siendo padre de todos”. Su Señora esposa también era admirada en estos términos: “con su caridad y su afabilidad deseaba el bien y era muy gran consuelo en la tierra por ser tan buena intercesora y honradora de todos y animadora de lo bueno”.
LUIS ASIS DAMASCO
Red Patriotica La Rioja
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