26 de octubre de 2009

MARTI



PENSAMIENTO HISPANOAMERICANO

JOSÉ MARTÍ

CUBA

(La Habana, 1853 – Dos Ríos, 1895).

Desde muy temprana juventud inicia José Martí su itinerario de intelectual político que marcaría el resto de su vida de patriota. A los 16 años es detenido por la publicación de su drama “Abdala” en el periódico “La Patria Libre”. Su labor periodística fue proficua e intensa, colaborando con periódicos de España, Estados Unidos, México, Venezuela, Honduras, Uruguay y Argentina. Desenvolvió su labor americanista con coraje en todos los países latinoamericanos que conoció, pero en especial en las naciones antillanas como Haití, Santo Domingo, Jamaica, Puerto Rico y otras. Fue Cónsul de Uruguay, Argentina y Paraguay en New York, honores que si bien no desempeñó por mucho tiempo, demuestran el grado de prestigio de su persona y la confianza de tres naciones hermanas depositadas en las manos de este gran cubano. A fines de diciembre de 1891 redactó las Bases y Estatutos Secretos de la nueva organización independentista, el Partido Revolucionario Cubano. Junto con el Partido se creaba, en marzo de 1892, el periódico Patria que desempeñaría un papel fundamental de cohesión, moralización y adoctrinamiento del movimiento libertario.

Dado el Grito de Baire el 24 de febrero de 1895, es iniciado el proceso emancipador; el 25 de marzo de ese mismo año, firma en Santo Domingo, junto al General en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, el Manifiesto de Montecristi donde expone los fines de la campaña emprendida en su Patria. Los Generales Antonio Maceo y Máximo Gómez utilizan geniales estrategias para burlar la superioridad de las tropas españolas, utilizando tácticas muy similares a las empleadas por nuestros caudillos riojanos. En la sucesión de combates gloriosos y heroicos, se abre un abismo de oscuridad y silencio en los corazones patriotas, en Dos Ríos, Provincia de Oriente, es asaltado su campamento por tropas españolas y muere combatiendo el Apóstol de la Independencia Cubana. Dos años más tarde, en 1896, caería el Titán de Bronce, el General Antonio Maceo. No obstante la pérdida de estos dos líderes, la Causa Libertaria sigue su curso, quedando a su mando los Generales Máximo Gómez y Calixto García; ante la apremiante situación del ejército español, la Corona de España decide otorgar un régimen de Gobierno Autonómico para Cuba y Puerto Rico, pero ya es tarde; la prensa mundial ha relatado al mundo los procederes inmorales del General Valeriano Weyler, a cargo del gobierno de la isla, que a través de la “Reconcentración”(para quitar sustento a las fuerzas patriotas, pues sus filas estaban integradas en su mayoría por campesinos) forzó, en un plazo perentorio de 8 días, a todos los habitantes rurales a concentrarse en las poblaciones fortificadas por las tropas ibéricas, causando estragos entre centenares de seres humanos que desató la indignación mundial. La Causa de la Libertad daría un inesperado giro cuando Estados Unidos finge ser atacado por España en el episodio de la voladura del acorazado “Maine” (15 de febrero de 1898), lo que le daría la excusa para intervenir con tropas y arrebatarle Cuba, Puerto Rico y Filipinas a España.

El alineamiento del Régimen castrista con la Unión Soviética, mantuvo a Cuba en un status de colonia, lejos por cierto de lo pregonado por José Martí: “Y Cuba debe ser libre, de España y de los Estados Unidos” y de la Unión Soviética podríamos agregar; del pensamiento martiano se infiere claramente su línea patriota americanista y contrario a todo apoyo foráneo para lograr la independencia de su Patria, mucho menos un “cambio de dueño” como el que experimentó Cuba en estos cien años (España-Estados Unidos-Unión Soviética). Dicho argumento lo encontramos resumido en un artículo suyo en el periódico “Patria” del 18 de junio de 1892: “Es cubano todo americano de nuestra América, y en Cuba no peleamos por la libertad humana solamente; ni por el bienestar imposible bajo un gobierno de conquista y un servicio de sobornos; ni por el bien exclusivo de la isla idolatrada, que nos ilumina y fortalece con su simple nombre; peleamos en Cuba para asegurar, con la nuestra, la independencia Hispanoamericana”. Desde ya que con la rampa de misiles rusos que permitió el gobierno de Fidel Castro no se asegura ninguna independencia hispanoamericana, al contrario, sólo servía a intereses extra-continentales totalmente ajenos, no sólo a cuba sino a todos nosotros, los hispanoamericanos.

Últimamente el gobierno cubano está incurriendo en serias contradicciones: la prédica del régimen castrista por años fue que en cuba los derechos eran reales, es decir, que en la práctica existían, a diferencia del “mundo capitalista” en el que había supuestamente “mas” derechos que en Cuba, pero que en el plano de los hechos no era tan así. Esa era una de las grandes diferencias entre Cuba y el resto del mundo. Las recientes reformas del Régimen al respecto desmienten ello. Se permitió a los cubanos comprar celulares, computadoras (se venden en dólares) y hace poco el acceso a internet a un costo prohibitivo para el 95 % de los cubanos: U$D 7 la hora, cuando el salario mensual promedio es de U$D 17. Ese altísimo costo no sólo es manifiesto ahora, siempre ha existido con productos que para nosotros son normales y hasta indispensables, pero no para los cubanos, por ejemplo el jabón tocador, el jabón en polvo, el desodorante, shampoo, etc. Es así, como la dictadura castrista (ahora con mas evidencia) se encuentra en un punto sin retorno, en el que no puede hacer otra cosa que volver sobre sus pasos, arriar una a una sus consignas, y desmantelar pieza por pieza una farsa que ya no da para mas. Parece increíble, y hasta imposible, que un Régimen político semejante, que concede privilegios a los extranjeros y a una selecta minoría, mientras el resto del pueblo soporta todo tipo de privaciones, encarceló a un hombre por pedir comida y otras vejaciones y crímenes de lesa humanidad, goce de la simpatía de organizaciones y partidos políticos aquí en la Argentina; seguramente esos dirigentes no soportarían vivir como un cubano ni siquiera un día, o como mínimo, no podrían tener las cuentas bancarias y los negocios que hacen en el País si habitarían en la isla.

Otra demostración cabal y vehemente de lo que son las dictaduras comunistas: una mentira total, que manipulean a incautos e ingenuos para que una banda de ladrones y matones usurpe el gobierno. Todas terminan igual: en la Alemania Democrática ni un muro podía contener a los que querían escapar del “paraíso socialista” de la unión soviética y sus colonias; en Cuba, prefieren los tiburones del Mar Caribe a seguir soportando a los Castro; el dictador comunista rumano Nicolae Ceaucescu y su mujer, Elena, vicepresidenta del Gobierno y presidenta de la Comisión de Control del partido, fueron pasados por las armas tras una sentencia condenatoria por delitos de genocidio, demolición del Estado y acciones armadas contra el Estado y el pueblo, destrucción de bienes materiales y espirituales, destrucción de la economía nacional y evasión de mil millones de dólares hacia bancos extranjeros, en 1989. Tienen en común que siempre se valen de la fuerza y el despotismo, propio de los necios y cobardes, echando mano a “tropas de choque”, que mientras vociferan a favor de la democracia y los D.D.H.H., agreden y persiguen a todo aquél que no piense como ellos, como sucedió recientemente con la Sra. Dra. Hilda Molina, que fue insultada y hostigada en razón de sus opiniones políticas; algo que es aberrante, pero que sirve para ver lo que tienen adentro los personeros de los regímenes antes mencionados, y cuyas conductas no debemos consentir los argentinos bajo ningún aspecto.

Es por ello, que todos los hispanoamericanos debemos emular a los grandes hombres que guiaron con su ejemplo y magisterio a sus compatriotas para recuperar y consolidar el siempre escarpado camino de la independencia nacional.

“Hoy mas que nunca, cuando empieza a cerrarse este asilo inseguro, es indispensable conquistar la Patria. Al sol, y no a la nube. Al remedio único constante, y no a los remedios pasajeros. A la autoridad del suelo en que nace, y no a la agonía del destierro, ni a la tristeza de la limosna escasa, y a veces imposible. A la Patria de una vez. ¡A LA PATRIA LIBRE!”. JOSE MARTI.

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