23 de julio de 2008

OPORTUNIDAD PARA FUNDAR EL ESTADO NACIONAL ARGENTINO

Por: Santiago Roque Alonso

El Dr. Hugo Esteva con su singular capacidad para captar y luego pintar situaciones y conductas acertadamente, en forma simple y en pocas palabras, ha realizado una excelente descripción de las circunstancias, del ánimo renovado y de las expectativas que alientan a los protagonistas y acompañantes de la movilización de las conciencias originada por el sector agropecuario
Es que el campo ha generado, con su firme actitud y con la ayuda de los graves errores de la trenza de los Kirchner, una oportunidad política e histórica que, a pesar de su propia voluntad y de que todavía no lo advierta en toda su dimensión, está apuntando más allá del objetivo meramente económico del reclamo sectorial inicial. Se trata de explotar y ampliar la brecha abierta en la conciencia nacional en estos 90 días, para proyectar la definitiva “Fundación del Estado Nacional Argentino”. Estado que fue abortado por las maquinaciones centralistas-unitarias y la ideologización política-cultural impuestas a sangre y fuego por las logias liberal-masónicas que se hicieron del poder después de la derrota de Caseros, para favorecer la indisimulada colonización Británica.
Es verdad que inicialmente el movimiento rural no tuvo otra meta que no fuera la eliminación de las “retenciones móviles”, lo que ponía en peligro - por su carácter confiscatorio- la existencia futura de las explotaciones de los pequeños y medianos productores. Es cierto de que se trataba de un reclamo estrictamente económico sin ninguna proyección ni intención política. Siempre fue así la actitud de este sector social, por los menos en los últimos cien años. No creo faltar el respeto si afirmo que el campo, en general, se desentendió del destino nacional y delegó en la clase política del Régimen - conservadora o radical- el manejo de los asuntos públicos. Por sus características sociales, principalmente aislamiento e individualismo, sus intereses estaban concentrados casi con exclusividad en el precio del kilo del novillo y del quintal de trigo, antes que en el manejo del Estado, salvo muy contadas excepciones.
Con la escalada del conflicto y gracias a las evidentes torpezas, destrato, mentiras y utilización dialéctica con fines políticos por parte del gobierno, el campo fue sumando planteos a la cuestión original y en el devenir de los días puso blanco sobre negro, y públicamente, dos hechos innegables de la realidad que los afectaban sensiblemente:
Carecía de representantes políticos que defendieran sus intereses concretos. Particularmente notable fue la indiferencia y falta de acompañamiento de sus concejales, intendentes, diputados, senadores y gobernadores.
Reclamaban públicamente por los beneficios que no recibían (caminos, escuelas, hospitales, servicios sociales, etc.), a cambio de la enorme riqueza que se succionaba de la producción que ellos originaban en los diversos departamentos y de la totalidad de su provincia.
De ahí a resucitar la palabra y la idea de “federalismo” hubo un corto camino. Sin saberlo e inadvertidamente, introdujeron la protesta en el campo político o, por lo menos, lo que debería ser un tema de la alta política Argentina.
Sin embargo, en cuanto construcción política-institucional el “federalismo” es una respuesta inadecuada, por insuficiente, como solución a los problemas reales y concretos que necesita la totalidad del país.
El principio el “federalismo” es inseparable del régimen jurídico-político-institucional que le da vida. En nuestro país dicho “régimen” está determinado por el monopolio de la representación que ejercen exclusivamente los “partidos políticos” y por el “sufragio universal indiferenciado”. En tal sentido y en términos prácticos, el “centralismo” o “nacionalización de los partidos políticos” han borrado de hecho las autonomías provinciales, con lo cual éstas han dejado de ser una realidad política diferenciada, para transformarse en un apéndice más de los partidos. Por otro lado, el desequilibrio demográfico, por la concentración mayoritaria de la población en cuatro o cinco grandes centros urbanos y provincias del país, ofrecen una clientela electoral masiva y numéricamente decisiva en todo acto electoral, con lo que genera un pronunciado desbalance de poder entre los sectores urbanos y los rurales.
La dirigencia rural que invoca al “federalismo” está acertada en su reclamo en términos ideales, pero se equivoca en términos prácticos, porque lo que no funciona no es sólo el “federalismo” sino el Sistema o Régimen jurídico-político que debe poner en práctica y hacer funcionar la idea “federal”.
Estoy plenamente convencido que después de más de 150 años de continuada decadencia y de fracasos reiterados, la Argentina ha llegado a su punto de extinción, donde ya se ha probado de todo y el Sistema o Régimen no admite más emparches. Considero en este sentido – parafraseando al General Don José de San Martín – que los males políticos que nos han llevado a esta instancia no dependieron “tanto de los hombres como de las instituciones”, simplemente porque éstas “no están en armonía con sus necesidades”, que es lo mismo que decir que las instituciones no respondieron, porque no sirvieron a las necesidades concretas de los hombres. En consecuencia, “el mal no está en los hombres…, el mal está en las instituciones y sí sólo en las instituciones.” Probablemente la causa de esta desgracia nacional es no haber advertido que “a los pueblos no se les debe dar las mejores leyes, pero sí las mejores que sean apropiadas a su carácter”, es decir a su idiosincrasia, a su forma de ser (Carta del Gral. José de San Martín a Vicente López, el 12 de mayo de 1830; y borrador de San Martín dirigido al Gen. O’HIGGINS, el 13 de septiembre de 1833).
En consecuencia, lo que el sector agropecuario debe apuntar, es ayudar a esclarecer a nuestros compatriotas poniendo en evidencia sus propios padecimientos, y para cuya solución es necesario plantearse no el remiendo sino la Fundación del Estado Nacional. Para ello es necesario diseñar un sistema orgánico-funcional republicano que supere los vicios que nos han llevado a este fracaso y, simultáneamente, crear un sistema representativo orgánico, sin la intermediación de los partidos políticos, verdaderos entes artificiales y antinaturales que no representan ningún interés concreto, excepto el de los suyos, en cuanto oligarquía política.
Desde hace algunos años, Patria Argentina se ha preocupado en esbozar los lineamientos generales de un sistema de representación que atienda la doble realidad de un argentino: por un lado su condición de vecino de un barrio o zona de residencia y, por el otro, su condición de hombre que trabaja – obrero, artesano, docente, técnico, profesional, intelectual, artista, religioso, etc. (Ver Cuadro 1). En este último caso se trata de la representación ocupacional o profesional, en sentido general, que reúne a obreros, técnicos, profesionales y patrones en un único cuerpo por rama de producción.
Recién hace muy pocos meses hemos encontrado un antecedente Constitucional valioso, porque se trata de una experiencia histórica y política Argentina muy similar a nuestro proyecto. Se trata de la Primera Constitución del Chaco, aprobada en 1955 durante el Gobierno Peronista, pero derogada con la Revolución de Septiembre de 1955. Lamentablemente en la actualidad, según mi propia experiencia, cada vez que tuve que explicar a obreros y sindicalistas las ventajas de este régimen representativo me encontré con un rechazo unánime, ya que los sindicalistas, paradójicamente, son “partidocráticos”.
Si los sectores agropecuarios creen que organizando un partido político “agrario” o “ruralista”, dentro del actual Régimen o Sistema de dominación, podrán satisfacer sus necesidades legítimas de defensa sectorial, volverán a equivocarse. En este sentido, es recomendable que estudien los numerosos intentos norteamericanos de este tipo, los que reiteradamente fracasaron.
El campo ha hecho mucho en estos 90 días, tal vez sin darse cuenta ha atacado la raíz misma del Régimen o Sistema de dominación utilizando lo mejor de su naturaleza: el sentido común. Lo peor que puede hacer es volver a convertirse en un analfabeto político, algo que dejó de ser en estos últimos 90 días.

Publicado en Patria Argentina 245, de junio de 2008.

15 de julio de 2008

DOS ARTICULOS DE ALBERTO BUELA

Ni izquierda ni derecha: pensamiento popular



El lúcido pensador italiano Marcello Veneziani comienza un bello artículo sobre el antiglobalismo con la siguiente observación: 'Si te fijas en ellos, los anti-G8 son la izquierda en movimiento: anarquistas, marxistas, radicales,católicos rebeldes o progresistas, pacifistas, verdes, revolucionarios. Centros sociales, monos blancos, banderas rojas. Con el complemento iconográfico de Marcos y del Ché Guevara. Luego te das cuenta de que ninguno de ellos pone en discusión el Dogma Global, la interdependencia de los pueblos y de las culturas, el melting pot y la sociedad multirracial, el fin de las patrias. Son internacionalistas,humanitarios, ecumenistas, globalistas. Es más: cuanto más extremistas y violentos son, más internacionalistas y antitradicionales resultan'. (1)


Se da cuenta que la oposición desde la izquierda a la globalización es sólo una postura que se agota en una manifestación. Seattle, Génova, Nueva York, Porto Alegre, pero no pasa nada, 'el mundo sigue andando' como decía Discepolín.Es que la política del 'progresismo' como ha observado agudamente el filósofo, también italiano Massimo Cacciari, ordena los problemas pero no los resuelve. (2)


De esto mismo se percata el sociólogo marxista más significativo de Iberoamérica, HeinzDieterich Steffan (3) quien en un reciente artículo señala: 'Si la tarea actual de todo individuo anticapitalista es, por lo tanto, absolutamente clara: ¿Por qué 'la izquierda' y sus intelectuales no la encaran? ¿Por qué repiten en foro tras foro la misma letanía sobre la maldad del neoliberalismo y se contentan con sus ritualizadas propuestas terapeúticas inspiradas en Keynes,Tobin y Stiglitz? ¿Por qué no convierten la realidad capitalista en objeto de transformación antisistémica, en lugar de mantenerla como muro de lamentaciones?' (2)


El fracaso rotundo de la izquierda, hoy rebautizada 'progresismo', es que, además de no haber elaborado, deglutido sería el término exacto, la derrota del 'socialismo real' con la implosión soviética y la caída del Muro, no reelaboró sus categorías de lectura, y se quedó anclado al mundo categorial de Marx, Engels, Lenín, Rosa Luxemburgo y eventualmente Trotsky,haciendo arqueología política.


Lo más significativo del siglo XX, la escuela neomarxista de Frankfurt, luego de los esfuerzos de Adorno, Apel, Cohen y Marcuse, termina con el publicitado Habermas y su teoría del consenso (sin percatarse que el consenso siempre ha sido de los poderosos entre sí) y sus discípulos aventajados James Bohman y Leo Avritzer con su teoría de la democracia deliberativa o 'chamuyera', que como un nuevo nominalismo pretende arreglar las injusticias políticas, económicas y sociales con palabras. Conversando en una especie de asambleísmo permanente.


Si la izquierda está liquidada ¿qué queda de la derecha? ¿Se puede esperar algo de ella?De la derecha clásica, tanto del nacionalismo orgánico o integral al estilo de Charles Maurras, como del fascista de Mussolini o del católico de Oliveira Salazar no queda nada. Sólo trabajos de investigación históricos y pequeños grupos políticos sin peso en sus sociedades respectivas.


Eso sí, queda como derecha el neo conservadorismo estadounidense y los gobiernos que le son afines. Y de esta derecha liberal, la única que existe con peso político, solo se puede esperar que las cosas empeoren para la salud y el bienestar de los pueblos.


Si esto es así, denunciamos una vez más de entre las cientos de veces que lo hemos intentado mostrar, que la dicotomía izquierda-derecha es estrecha, por no decir falsa, para encarar una lectura adecuada de la realidad.Hoy situarse a la izquierda o a la derecha es no situarse, es colocarse en un no-lugar, sobre todo para el pensador (rechazo de plano el término intelectual) que pretende elaborar un pensamiento crítico. Y el único método que hoy puede crear pensamiento crítico es el disenso. Disenso no sólo con el pensamiento único y políticamente correcto sino también y sobre todo, con el orden constituido, con el statu quovigente.El disenso es estructuralmente una categoría del pensamiento popular, en tanto que el consenso, como vimos, es una apropiación de la izquierda progresista para lograr la democracia deliberarativa que tiene mucho de ilustrada, y también,aunque en otro sentido, propiedad del liberalismo como acuerdo de los que deciden, de los poderosos (G8, Davos, FMI, Comisión trilateral, Bildelbergers,etc.).El disenso que se manifiesta como negación tiene distinto sentido en el pensamiento popular que en el culto. En este último, regido por la lógica de la afirmación, la negación niega la existencia de algo o alguien, en tanto que en el pensamiento popular lo que se niega no es la existencia de algo o alguien,sino su vigencia. La vigencia puede ser entendida como validez, como sentido. (5)


El disenso niega el monopolio de la productividad de sentido a los grupos o lobbies de poder, para reservarla al pueblo en su conjunto, más allá de la partidocracia políticaLa alternativa hoy es situarse más allá de la izquierda y la derecha. Consiste en pensar a partir de un arraigo, de nuestro geniusloci dijera Virgilio. Y no un arraigo cualquiera sino desde las identidades nacionales, que conforman las ecúmenes culturales o regiones que constituyen hoy el mundo. Con esto vamos más allá incluso de la idea de estado-nación, en vías de agotamiento, para sumergirnos en la idea política de gran espacio y cultural de ecúmene.Desde estas grandes regiones es desde donde es lícito y eficaz plantearse el enfrentamiento a la globalización o americanización del mundo. Hacerlo como pretende el progresismo desde el humanismo internacional de los derechos humanos, o desde el ecumenismo religioso como ingenuamente pretenden algunos cristianos, es hacerlo desde un universalismo más. Con el agravante que su contenido encierra un aspecto de loable, pero vacuo, inverosímil y no eficaz a la hora del enfrentamiento político.Pero este enfrentamiento se está dando igual, a pesar de la falencia de los pensadores en no poder elaborarlo aún, a través del surgimiento de los diferentes populismos, que más allá de los reparos que presentan a cualquier espíritu crítico, están cambiando, como observa Robert de Herte (4) las categorías de lectura.


Así la oposición entre burgueses y proletarios de la izquierda clásica va siendo reemplazada por la de Pueblo vs. Oligarquías, sobre todo financieras y las de izquierda y derecha por la de justicia y seguridad.Así,mientras que desde la izquierda progresista la crítica a la globalización queda limitada a la no extensión de sus beneficios económicos a la humanidad sino sólo a unos pocos. Porque la izquierda, por su carácter internacionalista no puede denunciar el efecto de desarraigo sobre las culturas tradicionales y sobre las identidades de los pueblos. Su denuncia se transforma así, en un reclamo formal para que la globalización vaya unida a los derechos humanos.En cambio, es desde los movimientos populares que se realiza la oposición real a las oligarquías transnacionales. Es desde las tradiciones nacionales de los pueblos donde mejor se muestra la oposición a la sociedad global sin raíces, a ese imperialismo desterritorializado del que hablan Hardt y Negri. Es desde la actitud no conformista que se rechaza la imposición de un pensamiento único y de una sociedad uniforme, y se denuncia la globalización como un mal en sí mismo.Es que el pensamiento popular, si es tal, piensa desde sus propias raíces, no tienen un saber libresco o ilustrado. Piensa desde una tradición que es la única forma de pensar genuinamente según Alasdair MacIntyre (6), dado que 'una tradición viva es una discusión históricamente desarrollada y socialmente encarnada'. Por lo que les resulta imposible a los pueblos y a los hombres que los encarnan situarse fuera de su tradición. Cuando lo hacen se desnaturalizan, dejan de ser lo que son. Son ya otra cosa.----------------


NOTAS DEL AUTOR:


1.-El antiglobalismo de derecha. Marcello Veneziani (1955) periodista del Giornale ydel Menssaggero y colaborador con la RAI , es autor de varios ensayos entre los que se destacan: La rivoluzione conservatrice in Italia (1994),Porcesso all´Occidente (1990) y L´Antinovecento (1996). Podemosinscribirlo dentro de la corriente de pensamiento no-conformista.

2.- MassimoCacciari (1944). Filósofo, diputado del PC y Alcalde de Venecia hasta 1993.Autor de varios ensayos: L´Angelonecesario (1986), Dell´Inicio(1990), Dran: Meridianos de la decisiónen el pensamiento contemporáneo (1992), Geo-filosofíadell´Europa (1995). Pensador disidente de la izquierda europea.

3.-La bancarrota de la izquierda ysus intelectuales (31-3-04). Heinz Dieterich Steffan, es sociólogo yprofesor en la UNAM de Méjico y columnista del diario El Universal. Predicador itinerante en todoslos países de Nuestra América de un nuevo proyecto histórico del marxismo. Esautor de una treintena de libros entre los que se destacan: El fin del capitalismo global (1999) y La crisis de los intelectuales en AméricaLatina (2003).

4.-Robert de Hertees el seudónimo de Alain de Benoist (1943). Editor de las revistas Eléments y Krisis y autor deinnumerables trabajos entre los que cabe recordar Vu du droite(1977), Orientationspour des années décisives(1982), L´empireintérieur(1995), Au-dela des droitsde l´homme(2004). Es el más significativo pensador de una corriente de pensamiento noconformista, alternativa y antiigualitarista en donde se destacan, entre otros,Guillaume Faye, Robert Steuckers, Julien Freund, Alessandro Campi, ClaudeKarnoouh, Tarmo Kunnas, Thomas Molnar, Domminique Venner, Pierre Vial, JavierEsparza, Giorgio Locchi, etc.

5.- Sobre la relación entrepensamiento popular y negación puede consultarse con provecho el libro La negación en el pensamiento popular (1975)del filósofo argentino Rodolfo Kusch (1922-1979), así como nuestrotrabajo: Papeles de un seminario sobreG.R.Kusch(2000). Entre los no pocos filósofos originales que ha dado la Argentina (Taborda, deAnquín, Guerrero, Cossio, Rougés) Gunther Rodolfo Kusch ocupa un destacadolugar. No sólo por la originalidad de sus planteamientos filosóficos sinoademás porque los mismos han generado toda una corriente de pensamiento através de la denominada filosofía de la liberación en su rama popular

6.-Alasdaire MacIntyre(1929) es un filósofo escocés que vive y enseña en los Estados Unidos y que sedestacó por su crítica a la situación moral, política y social creada por elneoliberalismo Sus trabajos son el basamento de todo el pensamientocomunitarista norteamericano. Sus libros más destacados son: After Virtue (1981), WhoseJustice? Which Rationality? (1988), Threerival versions of moral enquiry (1990).



¿Que es Metapolítica?
Hace unos setenta años, en la Escuela Superior Alemana de Política, el filósofo Max Scheler. La mente más fértil de aquella hora, al decir de Ortega y Gasset, sostenía en su conferencia titulada El hombre en la etapa de la nivelación que: " Y aunque pasen muchos años aún hasta que esta élite incipiente, hoy todavía demasiado restringida a la crítica de la cultura, esté madura para la realidad de la vida, de manera que sea capaz también de aparecer en el espíritu de nuestra política, a fin de suplantar a los gobernantes y mantenedores de la presente conducción alemana".(1)
La idea que se desprende de esta cita es que el trabajo intensivo en el orden cultural es condición previa y necesaria para la toma del poder político.He aquí la primera acepción de metapolítica, como mera actividad cultural, pero que precede necesariamente a la acción política.
Pocos son los que saben que éste es el antecedente más lejano de la noción de metapolítica que comenzó a manejarse a fines de los sesenta por un grupo cultural francés conocido como nouvelle droite.
Su animador principal va a atribuir, no a Scheler sino, al marxista italiano Antonio Gramsci la paternidad de la idea al sostener explícitamente que: "Gramsci a mostrado que la conquista del poder político pasa por aquella del poder cultural"(2)
Así pues la metapolítica en una primera acepción significa la tarea de desmitificación de la cultura dominante cuya consecuencia natural es quitarle sustento al poder político, para finalmente reemplazarlo, y para esto último hay que hacer política.
Y acá surge la paradoja de la nouvelle droite, desde este punto de vista, y es que adoptando esta primera acepción ha querido desarrollar metapolítica sin política.Así lo afirma enfáticamente su fundador cuando sostiene:"Donde nosotros hemos siempre situado nuestra acción es sobre un plano metapolítico o transpolítico,a la vez cultural y teórico, y es esta una vocación que no sabríamos cambiar"(3).Sobre este tema el politólogo Marco Tarchi observa que la nouvelle droite no leva a cabo niguna acción política partidaria pues considera que los partidos políticos han sido superados en poder e iniciativa por los mega aparatos massmediáticos y que, es allí, en donde esta corriente de pensamiento intenta llevar adelante la disputa.
No obstante, esta acertada observación, el hecho de autolimitarse y limitar la metapolítica a una tarea cultural sin proyección política tiende a reducir a esta corriente a una especie de torre de cristal cartesiana en donde la competencia por sutilezas teóricas reemplaza, muchas veces, al compromiso con la realidad política por parte de sus cultores.
Una segunda significación del concepto de metapolítica la encontramos en la convergencia, sobre este tema específico,de las corrientes hermenéuticas y analíticas. La filosofía hermenéutica al tener la preocupación por la historia de los conceptos que lleva a cabo a través de la reflexión sobre el lenguaje con el rescate del "contexto" de los conceptos políticos en tanto condición indispensable para comprender, converge con la crítica analítica de los conceptos, con la diferencia que esta última tiende a la adopción de un lenguaje conceptual unívoco como el de las ciencias duras.
Manfred Ridel, discípulo y continuador de Leo Strauss, afirma esta coincidencia explícitamente al sostener que: " La metapolítica exige una analítica de los conceptos en el sentido de una reflexión hermenéutica y analítica de las actuales opiniones políticas preconcebidas, que es la que ha de abrir el acceso a una política sin metafísica política(4).
Vemos pues, claramente, como la intención de esta línea interpretativa consiste en intentar la disección de las opiniones políticas preconcebidas a través del análisis del lenguaje político pero sin predicación de existencia, presupuesto metafísico de la filosofía analítica. Esto es, una filosofía sin metafísica.
Se observa en esta segunda acepción de metapolítica una paradoja irresoluta, pues en tanto que hermenéutica sabe que todo interpretación presupone una valoración y en tanto que analítica, se autolimita al terreno exclusivamente neutral-descriptivo, con el agravante de la suspensión del juicio de valor, como consecuencia de la no predicación de existencia.
Esta concepción de la metapolítica tendiente a eliminar toda metafísica política de la política no deviene otra cosa que la justificación del statu quo reinante.
Una tercera acepción de la metapolítica esta dada por lo que se denomina tradicionalismo, corriente filosófica que se ocupa de del estudio de un supuesto saber primordial común a todas las civilizaciones. Cabe distinguir este tradicionalismo que por definición es ahistórico, de la tradición de un pueblo particular como historia de valores a conservar.
El máximo representante de esta corriente, en este tema, es el italiano Silvano Panunzio quien en su obra Metapolitica: La Roma eterna e la nueva Gerusalemme(Roma,1979) se ocupa detalladamente de los fundamentos de la metapolítica y su funcionalidad en nuestro tiempo.
Sin embargo es, su continuador, el agudo pensador italo-chileno Primo Siena, quien mejor define esta significación de metapolítica cuando sostiene:"Trascendencia y metapolítica son conceptos correlativos,por ser la metapolítica veraz expresión de una ciencia no profana y más bien sagrada; ciencia que por lo tanto se eleva a la altura de arte regia y profética que penetra en el misterio escatológico de la historia entendido como proyecto providencial que abarca la vida de los hombres y de las naciones. Por consiguiente, la metapolítica expresa un proyecto que - por la mediación de los Cielos- los hombres rectos se esfuerzan de realizar en la tierra, oponiéndose a las fuerzas infernales que intentan resistirles"(5).
Se desprende de la larga cita precedente que para esta interpretación la metapolítica es el fundamento último de la política y a la vez establece el paradigma en función del cual la política debe actuar.En definitiva, para esta línea interpretativa la metapolítica es la metafísica de la política.
Hemos visto tres claras acepciones de la noción de metapolítica, en primer lugar aquella de la nouvelle droite que pretende hacer metapolítica a secas; esto es, sin política.
En segundo término tenemos la postura analítico-hermenéutica que aspira a realizar metapolítica sin metafísica política.
Y por último tenemos la posición del tradicionalismo esotérico que intenta hacer metapolítica como metafísica política. Ante este cuadro, forzosamente sucinto, de la polémica en torno al medular concepto de metapolítica cabe preguntarse si las posturas son contradictorias, complemenarias o si , en todo caso, existe al posibilidad de ofrecer otra acepción. Existe una cierta coincidencia entre las dos primeras corrientes en cuanto a que la metapolítica es una reflexión crítica acerca de los preconceptos de la política. En tanto que la diferencia entre ambas se encuentra en la relación entre metapolítica y política. Así,mientras la nouvelle droite niega toda relación, la analítica-hermenéutica afirma que "abre el acceso a la política". Se da en esta comparación una coincidencia metodológica y una disidencia de carácter funcional.
Si comparamos ahora, estas dos corrientes con la tercera, no existen ni siquiera una coincidencia de carácter metolodógico, dado que el tradicionalismo no se propone un acceso metódico al saber metapolítico, sino que se limita a proponer un paradigma metapolítico - la ciudad primigenia como ciudad espiritual o civitas Dei- a la actividad política.Y si bien hay una cierta coincidencia con la corriente analítico-hermenéutica en cuanto a que las dos otorgan funcionalidad política a la metapolítica, ambas entran en flagrante contradicción puesto que una propugna una política sin metafísica en tanto que el tradicionalismo alienta una metafísica política.

Conclusión

Sin pretender agotar el tema y al mismo tiempo evitar caer en un sincretismo acomodaticio nosotros proponemos la siguiente acepción de metapolítica.
Como su nombre lo indica en griego thá methá politiká, la metapolítica es la disciplina que va más allá de la política, que la trasciende, en el sentido que busca su última razón de ser, el fundamento no-político de la política. Es una disciplina que tiene una doble cara, es filosófica y política al mismo tiempo.
Es filosófica en tanto que estudia en sus razones últimas la categorías que condicionan la acción política de los gobiernos de turno,pues"entiende la política desde las grandes ideas,la cultura de los pueblos, los mitos movilizadores de la historia"(6).
Y es política, en cuanto busca con su saber crear la condiciones "para suplantar a los gobernantes y mantenedores de la presente conducción",según palabras de Max Scheler.
Como disciplina filosófica exige un método y este puede ser el fenomenológico-hermenéutico, realizando la epojé (puesta entre paréntesis) de las opiniones pretéritas, preconceptuales o ideológicas, para intentar una descripción eidética (de los rasgos esenciales) lo más objetiva posible de los "hechos mismos".Para, en un segundo momento, pasar a la interpretación del lenguaje político.
Hasta aquí coincidiríamos en parte con la segunda corriente, pero la metapolítica, para nosotros a contrario sensu que ésta, no puede quedarse en un mero juicio descriptivo, sino que por su doble carácter de filosófica y política está obligada a emitir juicios de valor intentados.Y esto último la emisión de juicios de valores, en la crítica cultural, no conformista y contra corriente al discurso massmediático del establhisment es el mérito más significativo de la nouvelle droite.
En cuanto a la tercera acepción, la tradicionalista, creemos que la misma se vincula mucho más estrechamente, tanto por su saber inciático y esotérico como por su propuesta paradigmática, a una teología política que a una disciplina reflexiva y exotérica como la metapolítica.
Además, la metapolítica en cuanto disciplina bivalente no es un pensamiento simplemente teorético sino que exige abrirse a la acción política como productora de sentido dentro del marco de pertenencia o ecúmene cultural donde se sitúa el metapolítico.
Resumiendo nuestra propuesta tenemos, una disciplina cuyo objeto es doble. Es filosófico (se ocupa de los fundamenteos no-políticos de la política) y político (se ocupa de la proyección político-social de dichos fundamentos). Que puede utilizar con provecho el método fenomenológico-hermenéutico, pero que por su carácter de bivalente está obligada a emitir juicios de valor (prácticos) y no solamente juicios descriptivos(teoréticos). Al tiempo que por su propia índole exige el acceso a la política.

Notas

1.- Scheler, Max: Metafísica de la libertad, Buenos Aires, Ed.Nova, 1960,p.189.-
2.- Benoist, Alain de: Orientations pour des années décisives, Paris, Ed.La labyrinthe, 1982,p.12.- 3.- Benoist, Alain de: op.cit.p.11.-
4.- Riedel, Manfred: Metafísica y metapolítica,Bs.As.Ed.Alfa, 1976,p.8.-
5.- Siena, Primo:La metapolítica y el destino superior de nuestra América románica,conferencia en III Encuentro Iberoamericano de metapolítica, Viña del Mar,agosto 1995, p.2.-
6.- Vásquez Márquez, José A.: Encuentro de la América Románica,en revista Ciudad de los Césares Nº44, Santiago-Chile, 1996,p.33.-

11 de julio de 2008

VIGENCIA DEL PENSAMIENTO JOSEANTONIANO


ESTADO, INDIVIDUO Y LIBERTAD


CONFERENCIA PRONUNCIADA EN EL CURSO DE FORMACION ORGANIZADO POR F.E. DE LAS J.0.N.S., EL DIA 28 DE MARZO DE 1935


EL PROBLEMA DE LA LIBERTAD
Frente al desdeñoso "Libertad, ¿para qué?", de Lenin, nosotros comenzamos por afirmar la libertad del individuo, por reconocer al individuo. Nosotros, tachados de defender un panteísmo estatal, empezamos por aceptar la realidad del individuo libre, portador de valores eternos.
Pero sólo se afirma una cosa, cabalmente, cuando corre peligro de perecer. Afirmamos la libertad, porque es susceptible cualquier día de ser suprimida. ¿Y en qué estado de cosas sufre ese concepto de libertad el riesgo de ser menospreciado?
Para el hombre primitivo no existía idea, concepto de libertad. Vivía dentro de esa libertad, que era natural en su vida, sin apreciarla ni formularla. El hombre de las primeras edades era libre y con plena libertad, sin reconocer en qué consistía. Y no lo sabía porque no había nada capaz de cohibirle; existía él y nada más. Fue preciso que surgiese una entidad que pusiese veto a sus impulsos para que se diese cuenta de esa libertad de manifestación de sus tendencias. Hasta que no aparece un conjunto de normas capaz de cohibir los movimientos espontáneos de la Naturaleza no se plantea el problema de la libertad; en suma, hasta que no hay Estado.
El Estado puede considerarse como realidad sociológica cognoscible por el método de las ciencias del "ser", de las ciencias naturales, y como complejo de normas, al que es aplicable el método de las ciencias del "debe ser", de las ciencias normativas. En el primer aspecto, la pugna entre individuo y Estado no tendría interés jurídico, se reduciría a una investigación de causalidad indiferente para el problema del "deber ser". La pugna jurídicamente, políticamente interesante, es la que se plantea entre el complejo de normas que integran el orden jurídico estatal y el individuo que, frente a esas normas, quiere afirmarse vitalmente; quiere, en términos vulgares, hacer "lo que le dé la gana".
DERECHA E IZQUIERDA
Tal pugna ha agrupado la tendencia política alrededor de dos constantes, que podemos llamar "derecha" e "izquierda".
Bajo estas expresiones externas hay escondido aleo profundo. Las esencias de estas actitudes, "derechas" e "izquierdas" podríamos resumirlas así: las "derechas" son las que consideran que el fin general del Estado justifica cualquier sacrificio individual, y que se debe subordinar cualquier interés personal al colectivo; por el contrario, las "izquierdas" ponen como primera afirmación la del individuo, y todo está supeditado a ella; lo supremo es su interés, y nada que atente contra él será considerado como lícito.
Pero, según estas definiciones, ¿sería derechista el comunismo? Porque el comunismo lo subordina todo al interés estatal; en ningún país ha existido menos libertad que en Rusia; en ninguno ha habido más sofocante opresión del Estado sobre el individuo. Pero se sabe que el fin último del comunismo es una organización sin Estado ni clase, una anarquía e igualdad perfecta. Así lo han manifestado los jefes comunistas; tras una dura etapa de rigor dictatorial, el colectivismo anarquista aproximadamente.
En las épocas chabacanas, como ésta que vivimos, se borran los perfiles de estados constantes. Y así acontece que los archiconservadores se sienten izquierdistas, es decir, individualistas, en cuanto se trata de defender sus intereses. Tanto "derechas" como "izquierdas" se entremezclan y se contradicen a sí mismas, porque se han vuelto de espaldas al espíritu fundamental de sus constantes.
LA SOBERANÍA
Pero es falso el punto de vista que coloca al individuo en oposición al Estado, y que concibe como antagónicas las soberanías de ambos. Este concepto "soberanía" ha costado mucha sangre al mundo y le seguirá costando. Porque esa "soberanía" es el principio que legitima cualquier acción nada más que por ser de quien es. Naturalmente, frente al derecho del soberano a hacer lo que quiere se alzará el del individuo a hacer lo que quiere. El pleito es así irresoluble.
En este principio descansa el absolutismo. Este sistema apareció en el Renacimiento y tuvo mejores políticos que filósofos. Estos acudieron al Derecho romano y, confirmando sobre el "dominio" privado el poder político, dieron a éste un carácter "patrimonial". El príncipe viene a ser "dueño" de su trono, y así lo que a él le plazca tiene fuerza de ley, nada más que por emanar de él: Quod príncipi placult legis habet vigorem. Digamos, entre paréntesis, que esta tesis del príncipe, este derecho divino de los reyes, nunca ha sido doctrina de la Iglesia, como sus enemigos han pretendido afirmar.
Pero era natural que frente al derecho divino de los reyes se proclamase el derecho divino del pueblo. El que dio forma expresiva a esta tesis básica de la democracia fue Rousseau en el Contrato social. Según él, todo poder procedía del pueblo y sus decisiones de voluntad se consideraban justificadas, por injustas que fuesen. Al Qliod principi placuit legis habet vigorem sucede la afirmación de Jurie: "El pueblo no necesita tener razón para validar sus actos." Y el individuo sale de la tiranía de un gobernante para caer bajo la tiranía de las asambleas.
SOBERANÍA Y DESTINO
El Estado se encastilla en su soberanía: el individuo, en la suya; los dos luchan por su derecho a hacer lo que les venga en gana. El pleito no tiene solución. Pero hay una salida justa y fecunda para esta pugna si se plantea sobre bases diferentes. Desaparece ese antagonismo destructor en cuanto se concibe el problema del individuo frente al Estado, no como una competencia de poderes y derechos, sino como un cumplimiento de fines de destinos. La Patria es una unidad de destino en lo universal, y el individuo, el portador de una misión peculiar en la armonía del Estado. No caben así disputas de ningún género; el Estado no puede ser traidor a su tarea, ni el individuo puede dejar de colaborar con la suya en el orden perfecto de la vida de su nación.
El anarquismo es indefendible, porque, siendo la afirmación absoluta del individuo, al postular su bondad o conveniencia ya se hace referencia a cierto orden de cosas, el que establece la noción de lo bueno, de lo conveniente, que es lo que se negaba. El anarquismo es como el silencio: en cuanto se habla de él se le niega.
La idea del destino justificador de la existencia de una construcción (Estado o sistema), llenó la época más alta que ha gozado Europa. el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. Y nació en mentes de frailes. Los frailes se encararon con el poder de los reyes y les negaron ese poder en tanto no estuviera justificado por el cumplimiento de un gran fin: el bien de los súbditos.
Aceptada esta definición del ser –portador de una misión, unidad cumplidora de un destino–, florece la noble, grande y robusta concepción del "servicio". Si nadie existe sino como ejecutor de una tarea, se alcanza precisamente la personalidad, la unidad y la libertad propias "sirviendo" en la armonía total ¡Se abre una era de infinita fecundidad al lograr la armonía y la unidad de los seres! Nadie se siente doble, disperso, contradictorio entre lo que es realidad y lo que en la vida pública representa. Interviene, pues, el individuo en el Estado como cumplidor de una función, y no por medio de los partidos políticos; no como representante de una falsa soberanía, sino por tener un oficio, una familia, por pertenecer a un municipio. Si es así, a la vez que laborioso operario, depositario del poder.
Los sindicatos son cofradías profesionales, hermandades de trabajadores, pero a la vez órganos verticales en la integridad del Estado. Y al cumplir el humilde quehacer cotidiano y particular se tiene la seguridad de que se es órgano vivo e imprescindible en el cuerpo de la Patria. Se descarga así el Estado de mil menesteres que ahora innecesariamente desempeñan. Sólo se reserva los de su misión ante el mundo, ante la Historia. Ya el Estado, síntesis de tantas actividades fecundas, cuida de su destino universal. Y como el jefe es el que tiene encomendada la tarea más alta, es él el que más sirve. Coordinador de los múltiples destinos particulares, rector del rumbo de la gran nave de la Patria, es el primer servidor; es como quien encarna la más alta magistratura de la tierra, "siervo de los siervos de Dios".

LA REPUBLICA PATRIOTICA, SOCIAL Y ORGANICA EN "LOS DIEZ PUNTOS DEL ESCORIAL"

En el verano de 1934, José Antonio Primo de Rivera y Pedro Sainz Rodríguez establecieron el siguiente acuerdo por escrito sobre "El nuevo Estado español":

. El Estado no es un testigo de la vida de la nación ni un guardián de su cauce; es el conductor de la vida nacional al servicio de su doctrina.
. La variedad tradicional de las regiones españolas se integrará en una unidad armónica al servicio de la continuidad histórica nacional.
. El Estado español no estará subordinado a ninguna exigencia de clase. Las aspiraciones de clase serán amparadas condicionándolas al interés total de la nación.
. La libertad es una categoría permanente que ha de respetarse. El liberalismo es una actitud errónea, ya superada, del sentido de la libertad. Las libertades tradicionales de los españoles serán conjugadas en un sistema de autoridad, jerarquía y orden.
.- La condición política del individuo se justifica solamente cuando cumple una función dentro de la vida nacional. Por tanto, se proscribe el sufragio inorgánico y la necesidad de los partidos políticos como instrumentos de intervención en la vida pública.
. La representación popular se establecerá sobre la base de los municipios y de las corporaciones.
. Todo español podrá exigir que se le asegure mediante su trabajo
una vida humana y digna.
. Ante la realidad histórica de que el régimen religioso y el sentido de la catolicidad son elementos sustantivos de la formación de la nacionalidad española, el Estado incorpora a sus filas el amparo a la religión católica, mediante pactos previamente concordados con la iglesia.
. Será fin primordial del Estado recobrar para España el sentido universal de su cultura y de su historia.
10º. La violencia es lícita al servicio de la razón y de la justicia (1).
1 de junio de 1934